Epilogue

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Baje de las escaleras aún adormilado, seguía con sueño, pero era incapaz de dormir debido a que no te tenía en mis brazos.

¿Qué has echo conmigo Zhong ChenLe?

Te vi, estabas en la cocina preparando el desayuno mientras tarareabas una canción.

Te veías tan angelical.

Silenciosamente me acerqué a ti, aún no te habías dado cuenta de que me había despertado; era una muy buena oportunidad de asustarte, sigilosamente me coloqué  detrás de ti y en eso, envolví tu pequeña cintura con mis brazos. Al parecer lo del susto no funcionó, pues en tu lindo rostro se dibujó una cara de reproche.

—  Buenos días —saludaste, aún si mirarme.

—  Esas no son maneras de decirle buenos días a tu novio —susurré en tu oído; tu cuerpo de inmediato se tensó, probablemente si fue hace unos años me hubiese parecido un gesto muy lindo y lo dejaría así, pero seamos sinceros, ahora tenemos 19, bueno, tú ibas a cumplir los 18.

—  RenJun —giraste tu cabeza para mirarme a los ojos.

Era una gran oportunidad, ya no era aquel chiquillo tímido y vergonzoso; por lo que te sonreí, mientras acortaba la distancia de nuestros labios. Posé mis labios en los tuyos, era un momento mágico y lleno de felicidad, siempre como el primer beso. Tus labios formaron una sonrisa, te ibas a separar; pero presione el agarre, mientras mordía levemente tu labio inferior, pidiendo permiso, para aquella entrada, que calentaba todo mi cuerpo.

—  Eres malo —dije completamente separado de tu cuerpo; pues tú, el muy listillo, me pisaste, provocando que diese un gran salto y me separase. —  ¿Cómo puedes tratar así a tu amado novio y futuro esposo?

Puede que haya crecido en altura y cambiado en apariencia, pero estaba seguro de que te amaba como cuando empezamos a salir, en pocas palabras, era un tonto perdidamente enamorado de ti.

—  Tonto. ~ —Me dijiste con una brillante sonrisa.

—  Claro, soy un tonto enamorado de ti. Y aún así me amas —conteste juguetón, tú solo me sonrías con aquella sonrisa que amaba—. Te amo.

—  Yo tam...


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Y me encontraba llorando de nuevo.

Mis lágrimas no podían parar de salir, pues estaba de vuelta en la realidad: un mundo, en donde tú no te encontrabas.


[…]


El frío viento rozaba las mejillas del castaño que caminaba hacía un lugar con un ramo de flores entre sus brazos.

Sus ojos estaban rojos, por sus mejillas aún quedaban leves marcas que delataban el haber llorado la noche anterior.

Entró al lugar con el ramo de flores, miró de un lado a otro, el lugar estaba decorado con muchos otros ramos que las personas les regalaban a sus seres ya idos.

RenJun siguió caminando hacía delante, por el camino se cruzó con algunas personas, un madre con su hijo, un matrimonio, un señor mayor y un chico de su edad, al parecer ellos también iban a visitar a personas que ya habían marchado.

Al caminar durante un tiempo se acercó a una lápida que lucía más nueva que las otras.

Al ver el nombre que estaba gravado en la piedra, lloró de nuevo.

Zhong Chen Le.

RenJun no soportaba el dolor que sentía su corazón cada vez que oía o leía ese nombre.

El nombre de la persona de la cual estuvo enamorado, su primer amor, ese amor que perdió sin poder haberse confesado antes.

RenJun no dejó de llorar en los últimos meses, no sabía si habían pasado años o décadas, solo sabía que todo su mundo había caído desde que perdió a ChenLe.

Entre algunas lágrimas, se agachó junto a la pequeña lápida de piedra, dejó las flores al lado de esta para después el mismo quedarse mirándola.

—Te echo de menos ChenLe —habló por fin—. Volví a soñar contigo, en mi sueño, éramos felices, tú no me habías dejado, me sonreías, te podía abrazar —los sollozos nunca pararon al igual que las lágrimas—. Te quiero abrazar, quiero decirte lo mucho que te amo, quiero que vuelvas para poder decirte todo lo que no te pude decir.

RenJun no sabía cuantas veces ya había dicho esas palabras, cada vez que las decía, lloraba.

Él quería darle y decirle a ChenLe todo lo que no había hecho, ni dicho.

Pero por desgracia, era demasiado tarde.

Se arrepentía todos los días.

También se preguntaba, ¿porqué había fallecido ChenLe?

¿Porqué no pudo ser él?

O, ¿porque tuvo que pasar eso en sus vidas?

Sabía que no encontraría respuesta, porque de hecho, no encontraba respuesta a nada desde que ChenLe lo dejó.

Desde hace cuatro meses, ChenLe dejó el mundo de RenJun, desde ese entonces, en ese mundo, el sol se había escondido y nunca más volvió salir.

RenJun vivía entre la oscuridad y tristeza, porque desde que ChenLe lo dejó, en su mundo nunca volvió a haber un poco de luz ni felicidad.

Your smile ↬ RenChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora