Le cortaron el pulgar a Kibum primero, sólo para asegurarse toda la atención de DongHae.
Éste había sabido que algo iba mal al minuto de que Hangeng lo recogiese para la precipitada reunión con Kim, que estaba en la ciudad por unos pocos días. Hangeng estaba demasiado ansioso cuando se había presentado en el umbral de su puerta, temblando de emoción, lanzándole a DongHae miradas de soslayo llenas de satisfacción. La leve presión de la preocupación se había intensificado hasta el afilado filo del pánico cuando habían llegado al almacén y le había hecho avanzar al interior, su mano aumentando la presión en el bícep de Hae mientras lo empujaba a la fría silla plegable de metal.
Kibum estaba ya sentado, sus tobillos atados con cinta adhesiva a las estrechas patas de la silla, su torso con una gruesa cuerda negra, sus ojos tan abiertos que abarcaban toda la habitación. Kim estaba sentado tras una larga y estrecha mesa, con expresión seria, las manos unidas como si estuviese a punto de comenzar una importante reunión de negocios. Otro hombre, uno de los ayudantes de Hangeng, estaba de pie junto a la silla de Kim.
— Señor Kim, ¿qué...? — DongHae se atragantó.
— DongHae...
— ¿Qué sucede? — se giró para mirar a Kibum. — ¿Qué ha pasado?
— DongHae. — La voz de Kim era glacial y reprobadora; no le gustaba ser interrumpido.
— Señor Kim, lo que sea que esté pasando, puedo explicarlo. Puedo...
— ¿Puedes explicar la cocaína que ha sido robada del último envío? — Kim alzó las cejas.— Bien, entonces, estoy muy interesado en escuchar lo que tienes que decirme, DongHae.
El estómago de DongHae se contrajo en una bola diminuta, el terror haciéndose camino en cada célula de su cuerpo. — Kibum. — gimió. — ¿Qué mierda has hecho?
— DongHae. ¡DongHae! — dijo Kim bruscamente, pero él estaba demasiado asustado como para responderle, su mente intentando desesperadamente encontrar una mentira, algo que detuviese esto antes de que fuese demasiado tarde. De reojo vio el gesto de Kim hacia Hangeng, que avanzó, agarrando la muñeca de Kibum con fuertes dedos.
— ¡Espera! — gritó DongHae, sus ojos yendo de Kibum a Hangeng hasta Kim una y otra vez. La sangre le zumbaba en los oídos. No podía oír, no podía enfocar, no sabía si debería mirar o no, no sabía si suplicar o pelear.
Kibum intentaba resistirse, apartando el brazo mientras Hangeng tiraba de él lentamente hacia adelante. Empujó el brazo de Kibum contra la mesa, su afilada navaja abierta rápidamente con mano experta.
— Señor Kim, espere, quizás es un error, quizás puede explicar...
La voz del chino sonó apagada en los oídos de DongHae, como si estuviese hablando desde el otro lado de un túnel, sus palabras llegando desde una larga distancia. — Apoya la puta mano recta, Kibum, o te la cortaré entera.
La hoja susurró por el aire, el ruido metálico al chocar sobrepasado por el grito de Kibum, alto y desesperado, no un sonido humano, más como un animal atrapado, el miedo aumentando con cada respiración. La sangre salió en un brillante arco, grandes y oscuras gotas deslizándose por el borde de la mesa hasta el suelo sucio.
Alguien estaba gimiendo, un fuerte e intenso grito. DongHae ni siquiera se había dado cuenta de que era su propia voz hasta que Kim lo llamó, devolviéndolo a la realidad. Giró la cabeza en lo que pareció cámara lenta, se había vuelto estúpido por el shock, sus ojos saliéndose de las órbitas.
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Tonos Grises [EunHae]
Fanfiction[ADAPTACIÓN] || Esta historia no es mía, yo la adapté a EunHae. Personajes: DongHae y Hyukjae, LeeTeuk, Siwon, Kibum en vista al pasado, Hangeng, mención de Kyuhyun y Sungmin. Género: Drama. Policial. Romance. Homosexual. Advertencias: Lenguaje e...