Barbie. ➵Luke Hemmings.

➵How?

8. ➵¿Cómo?

No es agradable despertarse a altas horas de la madrugara porque te están haciendo una llamada por el móvil, ni siquiera sé por qué no lo apago antes de irme a dormir, bueno realmente si lo sé. Siempre me duermo escuchando música así que por eso no lo apago, podría usar el estéreo pero tendría que subirle todo el volumen, entonces entrarían mis padres o alguno de mis hermanos a pedirme que le bajara al volumen porque no pueden dormir o hacer cualquier otras cosas por el escándalo, para eso es que mayormente uso el móvil, para escuchar música a todo volumen en mis audífonos.

Me restregué un poco los ojos con las mangas de la camisa y miré la hora, 4:21am en un domingo. Iba a matar a la persona que estuviera llamando. Tomé el teléfono y conteste sin siquiera mirar el número.

― ¿Qué? ―gruñí con molestia, intentando no bostezar al mismo tiempo.

―Por favor dime que tienes mi tarjeta de crédito. ―suplico Gwen y por un instante pensé que se echaría a llorar. Si tan solo pudiera darle un puñetazo en la mandíbula, ¿es que no me pudo llamar más tarde? ¿Qué carajos hacia despierto a las 4:23 de la madrugada en un domingo?

―Voy a asesinarte Turner, ¿Cómo diablos se te ocurre llamarme a esta hora? ¿Es que no podías esperar hasta mínimo las 8?

―Me disculparé cuantas veces quieras y te comprare un chocolate extra grande si lo deseas pero respondeme, ¿tienes mi tarjeta, Barbie? No quiero pensar en que fui tan estúpido de perderla.

―Sí, la tengo ―dije en un susurro, tratando de que no se me cerraran los parpados y me volviera a quedar dormida.

― ¡Barbie! No es que me tengas que pedir permiso para tomar mis cosas, porque básicamente lo mío es tuyo pero carajo, me pudiste haber escrito de que te la habías llevado, ¡llevo dándole vueltas al asunto toda la noche! Solo he dormido desde la una de la madrugada hasta ahora, esos no son juegos.

Y antes de que pudiera dormirme, me hirvió la sangre, ¿Cómo se atrevía a recriminarme aquello? Si, tal vez le debí de haber avisado que tenía su tarjeta de crédito apenas llegue a casa pero lo olvide, simplemente lo olvide. Además, si no hubiera estado tan pendiente de Miss labios súper rojos, nada de esto hubiera pasado, no hubiera sacado su tarjeta de crédito del bolsillo, no hubiera gastado más de lo planeado, no hubiera tenido que volver sola e molesta a casa y desde luego, no me hubiera tenido que despertar a las cuatro de la madrugada para contestarle la puta llamada, porque si nada de aquello hubiera pasado, él no me hubiera llamado, todo estaría mejor, yo estaría mejor, el mundo estaría mejor, la capa de ozono estaría mejor.

―A mí no me recrimines nada Gwen Turner, por qué esto no ha sido todo culpa mía, si, debí avisarte pero se me olvido, no se me hubiera olvidado si no la hubiera tomado, no la hubiera tomado si hubieras pagado tú y hubieras pagado tu si no estuvieras pendiente de la Srta. Labios súper rojos. ―casi grite por el auricular, esto era estresante, estaba molesta pero aun quería dormir.

―Maya. ―dijo, un poco más calmado, incluso creo que feliz pero no entendí lo que quería decir.

― ¿Qué?

―Su nombre es Maya y tengo su número...

Eso fue suficiente para que cortara la llamada y me volviera a recostar en la cama poniéndome los audífonos, busque en mi playlist y opté por She Will Be Loved de Maroon 5, me subí las colchas hasta la altura de mi barbilla y cerré los ojos.