15/09/16

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Al final del día te das cuenta que una persona puede ser ese pedazo de playa que puede salvarte del naufragio que es la vida, unas palabras pueden ser la  cura para sanar las heridas que dejan los dias en los que se presentan una infinidad de desaciertos, cuadros de estrés, consejos de amor aun con el corazón roto, la presión de ser casi perfecto en una sociedad que camina bajo los ideales de unos pocos, que solo buscan su beneficio personal, todo eso ligado a la ausencia de quien quiza sea la única persona en quien confías

 Pero de pronto todo cambia, todas y cada una de las aflicciones son eclipsadas por las simplezas que se puedan presentar, la sonrisa en forma de menguante entre pétalos de rosa carnosos y  dulces como fruta en el punto exacto, o el ondular de la dorada cabellera de la chica que a la espera de su amante observa desde el balcón, que  mas allá de ser un simple balcón mas parece un ventanal que deja ver un pedazo de cielo, o el paisaje taciturno que nos ofrece la posteridad de la tormenta.

Al final del día volver al puerto es gratificante y aun mas despues de superar una tormenta en alta mar, llegar a casa y encontrar sosiego en el dulce sabor de una taza de café, acompañado de la conversación mas anhelada, o simplemente ver el retrato de la amada que yace a la distancia sin siquiera saber cuán intenso es este querer. 

Diario de un Poeta.


Te invito a leer mi nueva obra, secuela de este diario, puedes encontrarla en mi perfil como: Diario de un Poeta II.

Abajo dejo un enlace externo para que le eches un vistazo

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