Capítulo 1

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Narra Morgan:

Era una mañana como otra cualquiera. Las chicas y yo habíamos quedado casa de April para ensayar, después de desayunar rápidamente cojo mi guitarra y me marcho corriendo.

Llego la primera, odio llegar tarde a los ensayos, básicamente porque la que llega tarde tiene que pagar una ronda el sábado siguiente después del show, y yo ya llevo tres rondas acumuladas en dos semanas.

April levanta la puerta del garaje y yo entro, le doy un abrazo y ella se ríe.

—Hoy no pagas ronda.

—No, creo que hoy le tocará a Becky.

Y no me equivoco, Becky llega maldiciendo todo y con cara de mala uva.

—¡Hey mi hermano acaba de decirme que les encantamos la otra noche! —nos dice Carrie con su nuevo iPhone en las manos.

Voy a definir un poco como son las chicas:

April y Carrie, tienen dieciocho años. Carrie es la pija del grupo, siempre lo ha sido, sus padres no quieren que le dedique tanto tiempo a la banda, y muchas veces han discutido por ello, tiene muy buen corazón y es la más sensible del grupo.

April por su parte es la graciosa, siempre se mete en los peores líos, por suerte siempre sabemos sacarla. Desde siempre la música es su pasión, y bueno, está enamorada hasta las trancas de Shawn Mendes, ¿pero quién no? La quiero demasiado aunque a veces no estemos del todo de acuerdo.

Becky es la más pequeña de nosotras, lleva desde los siete años tocando la batería, no es la más sensible del grupo como Carrie, pero tiene unos sentimientos muy profundos que no le suele mostrar a nadie, la hemos visto caer infinitas veces y siempre ha sabido levantarse.

Yo soy la mayor de todas, y según ellas un libro abierto, no suelo callarme nada de lo que se me pasa por la cabeza, por lo que acabo diciendo cosas muy absurdas normalmente, a pesar de ello me quieren.

—Bueno, mi hermano me ha dicho que si queremos repetir la actuación de la semana pasada, pero en el club de su amigo Marcus.

—¿En el Galaxy?

—Sí.

—¡Dios sabes lo grande que es ese club! — chilla Becky, que está al borde del ataque.

—Acepta, ¡Dios acepta! —le chilla April a Carrie, que se asusta por la reacción de nuestra amiga.

—Por mi es un sí —le digo a Carrie.

—¡Pues actuamos el viernes a las once y media! —dice Carrie muy emocionada.

—¡Es genial! —grito antes de abrazarla con todas mis fuerzas.

April y Becky se unen rápidamente y nos abrazamos las cuatro con fuerza.

Las conozco desde que éramos unas enanas, todas vivimos en el mismo barrio, menos Carrie, que hace unos años se mudó al barrio más elitista de la ciudad, pero la seguimos queriendo igual.

Después del ensayo nos quedamos comiendo casa de April, de todas las madres la suya es la que mejor cocina, normal que tenga un restaurante.

—¿Planes para esta tarde?

—Dibujar —dice Becky.

—Dormir —nos responde April con la boca llena.

—Yo voy a ir al centro, ¿vienes? —me pregunta Carrie.

—Claro, sabes que me encanta ir al centro, menudos bellezones se ven ahí.

—Si hay chicos de por medio voy —responde April al vernos entusiasmadas.

—Bueno, yo también, para que no estemos impares —acaba cediendo Becky.

—¿A las seis en la parada del bus?

—Sí,  yo os espero allí, que me lleva Tom —dice Carrie.

Tom, el hermano mayor de Carrie, no he conocido a un chico más guapo y amable en mi vida, por desgracia, su novia Kirstie es insufrible, a Becky le cae bien, pero las demás, incluida Carrie le tenemos mucho asco.

—Vale, pues, voy a echarme una siesta y nos vemos pronto —dice April cuando nos despide en el porche de su casa.

Camino con Becky y Carrie, una vez se separan nuestros caminos me voy corriendo a casa para prepararme.

Una falda granate y un top azul oscuro y beige, unas sandalias planas y una coleta, lista para salir, aunque antes me duermo un poco, estoy agotada y eso que estamos de vacaciones. Una vez nos hemos reunido todas nos vamos a la tienda Abercrombie que hay en la ciudad, y después a Hollister, todo sea por los modelos que trabajan ahí.

—¿Habéis visto como me miraba el pelirrojo? —nos pregunta April.

—Lo has repetido veinte veces, pero, si, te comía con los ojos —le responde Carrie.

—¿Qué te pasa Morgan?

—Nada.

—Está pensando en el chico del club.

—¿En cuál? ¿El que se te acercó?

—No, es un chico de la ciudad, me suena de algo, pero no recuerdo de qué, el caso es que ojalá pueda hablar con él si le veo en nuestra actuación en el Galaxy.

—Ya verás como sí.

Es un chico moreno, de  ojos castaños, creo que íbamos juntos a natación de pequeños, el caso es que nunca he tenido el valor de decirle nada.

—¿No es ese de ahí? —señala Carrie.

—¡No señales que es de mala educación! —le replico.

Becky me empuja y frunce el ceño.

—Ve, y habla con él.

Me acerco a él, está en la tienda de discos observando un par de vinilos.

—Hola.

—Hola.

—Queen, eran alucinantes —digo tímidamente.

—Vosotras si sois alucinantes, os vi el otro día, bueno, os he visto varias veces.

—Gracias.

—No, gracias a vosotras. Me llamo Alex —dice estrechando mi mano.

—Encantada, yo soy Morgan, este viernes actuamos en el Galaxy.

—Genial, allí estaré, encantado de conocerte por fin —dice con una amplia sonrisa.

Salgo de la tienda y corro hacia las chicas.

—¡Hemos quedado en vernos el viernes en el Galaxy!

—¡Esto hay que celebrarlo! —chilla Becky.

—Por cierto, yo tengo el número del chico de la tienda —dice April.

—¡Vamos, os invito a un batido! —chilla Carrie mientras corremos por el centro comercial.

Perfect StrangersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora