PRÓLOGO

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Miró a su hermana con lágrimas en los ojos mientras tensaba la cuerda de su arco con la flecha apuntando a su cabeza. No quería, pero no tenía alternativa.

La otra muchacha por el contrario se encontraba seria e inmutable, apuntándola con sus espadas dispuesta a esquivar la flecha y hundirle el filo en el pecho donde latía su corazón.

-- Sara... por favor...

-- ¡Eres una pirata Luna! ¡No te humilles suplicando clemencia! ¡No deshonres tu título de la misma forma que yo no deshonraré el mío!

La aludida tensó más la cuerda algo incitada por sus palabras. Sin embargo las lágrimas seguían traicionándola. ¡Eran hermanas! ¡No podía matar a su hermana! ¡Simplemente no podía, aun siendo una pirata, no podía!

Vio entonces algo aterrador, uno de sus nakamas se acercó por detrás de su hermana y antes incluso de que ella pudiera gritarle que se detuviera, fue la misma morena castaña la que se defendió hundiendo su espada en el costado de su amigo.

El chico calló de rodillas y al instante se desplomó dejando un baño de sangre bajo su cuerpo. ¿Estaba... muerto?

La rabia la embargó. No lo pensó, simplemente acabó de tensar la cuerda al máximo, apuntó y disparó. Se arrepintió al instante, pero el ataque ya había sido lanzado... y había sido efectivo.

-- ¡¡SARA!!

Hijas del diablo (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora