Era obvio que Melissa llegaría rápido, nunca le enviaba mensajes así de cortos y fríos, a menos que estuviera a punto de ser atrapado por la policía, un mafioso me estuviera buscando, o aun peor... hubiera hecho enojar a mi madre. Claro que esta vez era peor, no solo la había hecho enojar, estaba tan molesta que me enviaría a otro colegio, en otro país a diez mil kilómetros de Los Ángeles.

Baje las escaleras y salí de la casa, aun preocupado, pero sentía un alivio por dentro, sabía que hablar con Mel me haría sentir mejor.

Salte la valla de madera que dividía la casa de mis padres con la de los padres de Mel, nuestros padres eran mejores amigos desde la preparatoria, justo la misma preparatoria a la que mi madre me mandaría, en Italia.

Nadie se preocupaba cuando me saltaba hacia su casa de Mel, ya que había pasado la mayoría de mi vida en aquel patio, a pesar de que tanto los padres de Mel como los míos eran muy estrictos, mis padres consentían mucho a Mel y su pequeño hermano Gregory, que tenía 5 años, estaba a unos días de cumplir 6, y los padres de Mel me consentían a mí y a la pequeña mounstro (mi hermana menor, de 5 años también, Lucia). De pequeños (antes del nacimiento de Greg y Lucy), pensábamos que era buena idea cambiar de padres. Pero nunca lo logramos.

Yo tenía ya 17 años, bueno... los acababa de cumplir hace unos días, pero legalmente ya era un año mayor.

Mel era mayor que yo, (Bueno...De edad), aunque era ridículo pensar en eso, ya que solo era mayor por un mes exacto. Y cada año tenía que soportar su voz aguda diciendo; Soy mayor que tú, eres mi bebe, cuando crezcas podrás ser como yo, etcétera... Era insoportablemente divertido, ya que yo podía tomar venganza diciendo que no me llegaba ni a las rodillas.

Estoy en problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora