AVENTURAS Y LLAMADAS DE ATENCION

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Neville había caído en desgracia. La profesora McGona­gall estaba tan furiosa con él que le había suprimido las fu­turas visitas a Hogsmeade, le había impuesto un castigo y había prohibido a los demás que le dieran la contraseña para entrar en la torre. El pobre Neville se veía obligado a esperar cada noche la llegada de alguien con quien entrar, mientras los troles de seguridad lo miraban burlona y desagradable­mente. Ninguno de aquellos castigos, sin embargo, era ni sombra del que su abuela le reservaba; dos días después de la intrusión de Black, envió a Neville lo peor que un alumno de Hogwarts podía recibir durante el desayuno: un vocife­rador.

Las lechuzas del colegio entraron como flechas en el Gran Comedor; llevando el correo como de costumbre, y Ne­ville se atragantó cuando una enorme lechuza aterrizó ante él, con un sobre rojo en el pico. Harry y Ron, que estaban sen­tados al otro lado de la mesa, reconocieron enseguida la car­ta. También Ron había recibido el año anterior un vocifera­dor de su madre. Lily lo veía intrigada, ella y Harry habían hablado en privado y reconocieron que podían leerle la mente al otro sin mucho esfuerzo, al ver la reacción de su hermano y Ron ante la carta de Neville la chica se quedo intrigada y tras ver se puso molesta, ya hablaría con el después.

—¡Cógelo y vete, Neville! —le aconsejó Ron.

Neville no necesitó oírlo dos veces. Cogió el sobre y, sujetándole como si se tratara de una bomba, salió del Gran Comedor corriendo, mientras la mesa de Slytherin, al verlo, estallaba en carcajadas. Oyeron el vociferador en el vestíbu­lo. La voz de la abuela de Neville, amplificada cien veces por medio de la magia, gritaba a Neville que había llevado la vergüenza a la familia.

Harry estaba demasiado absorto apiadándose de Neville para darse cuenta de que también él tenía carta. Hedwig llamó su atención dándole un picotazo en la muñeca, Lily al ver esto solo negó con la cabeza, hay que ver como era su hermano.

—¡Ay! Ah, Hedwig, gracias.

Harry rasgó el sobre mientras Hedwig picoteaba entre los copos de maíz de Neville. La nota que había dentro decía:

Queridos Harry y Ron:

¿Os apetece tornar el té conmigo esta tarde, a eso de las seis? Iré a recogeros al castillo. ESPERADME EN EL VESTÍBULO. NO TENÉIS PERMISO PARA SALIR SOLOS.

Puedes traer a tu hermana si deseas Harry, no me enojare por eso.

Un saludo,

Hagrid

—Probablemente quiere saber los detalles de lo de Black —dijo Ron.

- -o quizás quiere ver que tan dura tienen la cabeza para ver la verdad de las cosas- comento Lily- o puede ser por el hipogrifo, -menciono- de todas formas voy con los dos, sin importar que sea esto no me lo pierdo -completo con una sonrisa un tanto maquiavélica que solo Harry noto,.- puedo ir verdad hermanito -cuestiono a Harry con carita de perrito- por fis -añadió

- -está bien Lily, pero no te apartes de nosotros -fue lo único que pudo comentar el ojiverde ante esto.

- - "se ve hermosa" - pensaban varios desde otras mesas

Así que aquella tarde, a las seis, Harry, Lily y Ron salieron de la torre de Gryffindor, pasaron corriendo por entre los troles de seguridad y se dirigieron al vestíbulo. Hagrid los aguar­daba ya.

—Bien, Hagrid —dijo Ron—. Me imagino que quieres que te cuente lo de la noche del sábado, ¿no?

—Ya me lo han contado —dijo Hagrid, abriendo la puer­ta principal y saliendo con ellos. -Hola Lily me alegra que vinieras.

SECRETO MAGICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora