Cogió su maletín y volvió a sonar su celular, contesta nuevamente, lo acompañe hasta la puerta, la abro, y lo veo irse por el pasillo, joder, solo vino a amargarme la vida, cierro la puerta lentamente y giro, me siento tan asquerosamente sola cada vez que veo a mi padre, como si me recordara lo deprimente que fue mi vida, claro que no ha cambiado mucho, pero, por lo menos ahora me deprimo sola y no necesito que mis papás lo hagan por mí, camino hacia la sala y me quedo una rato viendo por la ventana, aún estaban jugando en el parque el grupo de niños con sus pelotas, habría deseado tener ese tipo de libertades cuando era pequeña, poder jugar por el pasto y embarrarme la ropa, ensuciarme hasta el alma, caerme cientos de veces por estar corriendo y que cuando creciera, la gente me preguntara "Eh, Shanni, esa cicatriz que tienes en tu codo ¿Cómo te la hiciste?" y poder decirles "Cuando era pequeña hacia muchas travesuras con mi mejor amigo y me rompí hasta la madre" joder, habría sido genial, Caius, tú fuiste el único que quiso darme esa libertad, cuando éramos unos mocosos, me decías que saltáramos por la ventana y corriéramos hasta la cancha, que jugáramos con los hijos de las empleadas de mi casa, a mi mamá no le gustaba que hablara con ellos, siempre ha sido una mujer prejuiciosa, joder madre, decías que no estábamos en el mismo mundo, ¿acaso éramos de Marte o que putas?, decías que podían robar mis cosas, oh madre, quizás si supieras lo que hecho, no te preocuparías tanto, decías tantas idioteces y maricadas, quizás es verdad lo que dicen, las modelos son huecas y sólo saben sonreír y caminar bonito, entiendo porque tus empleadas te odiaban, a veces sentí odiarte con ellas, eras tan odiosa, tan prepotente, te sentías una emperatriz y que todos en la casa eran tus esclavos, a veces consideré más madre a mis niñeras que a ti, no solo tú, también mi padre, claro que tú lo superabas por mucho, pero mi papá odiaba mucho a alguien en particular, en eso podría decir que era mejor que tú, él odiaba a Caius, pobre Caius, toda la vida ha soportado el desprecio de mis papás, desde muy niño, todo por culpa de su familia, de su forma de vida, de la casa donde vivía, todo por el simple hecho de haber nacido en el lugar equivocado.
Caius, siempre usabas tus pantalones rotos y camisas holgadas, siempre llevabas el mismo par de tenis llenos de huecos, era un chiquillo de cabello desordenado y sucio, eras simpático, pero mi papá no pensaba igual, sólo porque eras el hijo de una empleada, no te gustaba ir al colegio, sólo querías salir a jugar canicas y escondidas con los niños de la calle, mi papá siempre decía "No te acerques a ese niño, es una mala influencia para ti" mierda, esa mala influencia fue la que me salvo de esa puta vida.
La madre de Caius era la niñera principal, no era muy vieja pero los años y las calamidades habían dibujado arrugas en su rostro, era delgada y eso hacía que sus ojeras se marcaran más, eran oscuras, sombrías como si relataran historias melancólicas, pero era bella, era amable, dulce, todas las empleadas me odiaban, supongo que estaban resentidas porque mi mamá les decía que todo lo que tenía yo en mi corta vida jamás lo tendrán ella ni sumando esta vida y la otra, pero Sarah me quería, por lo menos eso parecía y si no era verdad, sabia mentir muy bien, ahora que lo pienso, quizás me haya odiado como las demás, quizás me haya odiado más que las otras, porque, al fin de al cabo es la madre de Caius, y si ese cabrón sabe mentir tan bien, Sarah debió ser igual, pero podría jurar que era sincera, porque, como Caius, podía sentir cuando era sincera, puede que yo no lo haya hecho, pero mi alma lo hizo.
Sarah trabajaba todos los días, inclusos en las fechas especiales, quizás la razón de que las odie tanto es porque me dolía verla llorar, joder, aunque no habían lágrimas, ni una sola gota en su rostro, podía ver su alma llorar, su vida llorar, sentía lastima de ella, pobre Sarah, la vida no ha sido muy amable con ella. Caius era el menor de tres hermanos, su hermano mayor, Lheo, murió porque detectaron Leucemia en su cuerpo, joder, que le pasa a la vida, a los más jodidos los jode más, es como si la gente como mis padres la hubiese sobornado, mierda, odie tanto mi vida cuando conocí a Sarah, por eso la detesto y la amo, la culpo y le agradezco, porque me hizo ver la forma tan bastarda en que vivía y la forma como mi familia se limpiaba hasta el culo con el dinero, mientras Sarah intentaba darles de comer a sus hijos y conseguir dinero para el tratamiento de Lheo, mierda, y es que a los jodidos los joden más, porque cuando Sarah terminaba sus turnos la podía ver llorar a escondidas, mierda, nunca había conocido a una personas más desgraciada, me acerque a ella y le había preguntado "Sarah ¿Por qué lloras?" puta madre, como pregunte una maricada como esa, joder, como pude ser tan insensible, sabia porque lloraba, porque a los jodidos los joden más, porque la vida la odiaba, pobre Sarah, se secó los ojos y me sonrió, a veces la puedo ver en Caius, igual de filosa y dolorosa, lo más irónico es que quieren alegrar al mundo con una sonrisa, cuando no se dan cuenta que esas sonrisas son asesinas y le hacen al mundo todo lo contrario, pobre Sarah, me senté a su lado y ella empezó a hablar, gracias a Sarah maduré, tenía solo 8 años, joder, era una chiquilla, pero podía entenderla, hablaba de muchas cosas, que no tenía plata para las facturas, que no había podido darles un almuerzo decente a sus hijitos antes de mandarlos al colegio, que Caius no tenía más zapatos, que Andrew no quería estudiar porque decía que era para los idiotas que creían que enserio podían progresar en la vida y salir de la pobreza, decía que Lheo no mejoraba y que aún no conseguía para el tratamiento, que su marido la había dejado y para completar el muy huevon la había robado, y es que al cabrón no le sobraba con golpearla, maltratarla, y quedarse con el dinero que Sarah ganaba para beber y jugar, sino que tenía que dejarla más pobre de lo que estaba, y es que a los jodidos los joden más. Casi todas las noches, eran más madrugadas que noches, Sarah y yo hablábamos, escucharla más que hablar, me contaba muchas de sus desgracias, supongo que no era la más indicada y quizás ella también pensaba lo mismo, pero nos teníamos la una a la otra, después de hablar por horas, Sarah recogía sus cosas y se dirigía a su casa, joder, que mujer tan valiente, realmente la admiraba, por ella, empecé a entender lo estúpida que era mi madre, lo poco que me valoraba y sabía que jamás sacrificaría lo que tiene por mí, como lo hace Sarah con sus hijos.
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Relatos de dos insignificantes vidas.
Fiksi RemajaShannielle y Caius son mejores amigos, Shannielle es muy distraída y Caius, bueno Caius es Caius, los dos como agua y aceite, blanco y negro, sus vidas se relatan en un balcón a las 3 a.m., en un cigarro, en una taza de café, en un cuadro de pintur...