24- Gritos de muerte

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Cuando los dos Stilinski se fueron, Malia y Davina se preocuparon más. Malia le había dicho a Isaac que no viniera, pero era obvio que no le hizo caso. Se le acerco a las dos mientras sonreía.

—Te dije que no vinieras —le espetó molesta.

—Vine para ganar —le sonrió.

Davina sonrió al escuchar eso, sin duda se protegían el uno al otro. Pero miro a Liam quien parecía paralizado, cuando leyó su mente notó su miedo.

—¡Liam! ¡Por el amor de Dios, muévete!—le gritó el entrenador.

Peter Hale se acercó a las dos muchachas mirando el partido, le puso los pelos de punta al verlo.

—Diganme...¿Quién va ganando?—preguntó sonriendo con ironía.

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—Nada aún. Deberíamos moverlo al sexto piso —replicó el doctor mirando al veterinario, Deaton.

—No lo creo —negó Lydia Martin con Jason detrás.

—Salvo que sean familiares, creo que no es decisión suya —les espetó serio.

—Somos muy cercanos —replicó la rubia fresa entrando—. Queremos hablar con él.

—No responde a ningún estímulo —le contestó el doctor—. Podemos hablarle pero no hay modo de saber si nos escucha o no.

—En esto ella no se equivoca... —le habló Jason.

—A mí me va a escuchar —sonrió burlona.

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El partido seguía igual, Devenport ganando y Davina cada vez más ponía la atención en Liam, tendría que tomar control de su mente si siguiera viendo a los berserkers. Pero Brett lo golpeó fuerte.

—¿Por que mierda hiciste eso? —le preguntó.

—Porque tienes miedo. Puedo olerte desde el otro lado —le espetó obvio—. ¿Te lastimaste?

—No —negó rápido.

—¿Sigues con vida? —le preguntó.

—Evidentemente —le respondió molesto.

—Entonces levántate —le ordenó serio.

—¿Puedes jugar?—le preguntó el árbitro a Liam cuando se acercó.

—Sí —asintió al ver a Brett.

—¿Piensas hacer otra treta como esa? —le preguntó el árbitro algo molesto.

—Solo si es necesario —respondió con ironía.

Malia parecía mas que molesta al ver que su padre la desobedeció, le había ordenado a el y a Isaac que no vinieran al partido.

—Si quieres un encuentro clandestino..—

—Debes elegir un sitio clandestino —terminó Peter.

—Después de lo que paso con Meredith puedo prescindir de los momentos entre padre e hija—le espetó.

—¿Y entre madre e hija?—le preguntó—. Sí. Hallé a nuestra Loba del Desierto.

—¿Definitivamente es mi madre? —le preguntó insegura.

—Sí —afirmó serio—. Pero si quieres encontrarla tendrás que hacer algo por mi. Algo que te sale naturalmente hace mucho tiempo.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄 |S.S ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora