Poesía XX

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Suspiros largos enriquecen mi podrida alma,

Mañanas que sangran, Noches que aúllan enmascaradas, Tardes demigran mi existencia.

Ojos que se lamentan, pero no lloran, ya están secos, el desierto los contagió.

Camino, urgo, busco. Búsqueda sin fin eterna, eterna como mi ser que agonizará sin piedad.

Fruto consumido, viejo y gris. Me retuerso en los pastos verdes que me acarician suaves, pero mi piel ya se gastó, ya no siente. Ni las más cariñosas caricias me salvarán, Ni el cariño infantil, Ni el cariño maternal me salva. Ni los recuerdos, ni la nostalgia, nada.

Tu dolor se unió a mi, ya no podría vivir más sin el, me acompaña, eso ni tu querida amiga, no me lo has hecho ni ayer, ni hoy, ni mañana. El dolor es mi pesar y mi amigo. El dolor me ríe, yo con el. El dolor me es fiel. Si una lagrima se me escapa es por el y para el. No te molestes es así, y así lo será hasta que me traicione.

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