Llegamos al motel. _____ estaba tan distante, tan enojada ¿enserio fue por lo del vestido? ¿Por qué no antes? ¿Desde que la llame estúpida? Han pasado 3 días y no eh visto su hermosa sonrisa desde entonces. Tal vez era lo que yo quería. Seguíamos en el motel, esperando indicaciones de Mark.
- Eres una niña _____, háblame
- ¿Qué pasa?
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estas así?
- ¿así como? Estoy normal
- Sabes que no
- Solo me tomo esto muy enserio, la verdad solo quiero irme -se le quebró la voz.
- Era...era una broma, te veías excelente con el vestido -puso sus manos en su estómago, inclinándose poquito.
- No es solo por eso Louis, desde que llegaste eres un cabrón conmigo sin razón ¿te hice algo yo? ¿conocías alguna _____ del pasado que te fastidio mucho?
- No, no me entiendes...-me sobe la frente ¿Qué debo decirle? No puedo decirle "Si, mira, soy así contigo porque estoy evitando sentir algo por ti"
- Solo hago lo que me dijiste, sigo las reglas al pie de la letra, no amistad, ni nada que no tenga que ver con trabajo ¿no querías eso? Pues ya está. No fastidies -cuando se volteó la abrace por detrás.
- Suéltame Louis...
- No -forcejo, pero no la solté. Olí su cabello, dios, olía delicioso. Sueno como un maldito enfermo, pero así es.
- Suéltame, no estoy para juegos
- Yo tampoco lo estaba antes y no dejabas de fastidiar, pues me toca
- ¡suéltame! Gritaré Louis, te lo juro
- Hazlo -escuche que tomo aire, rápidamente puse mi mano en su boca. No tardo en morderme. Mierda. Muerde fuerte. La solté, vi como tomaba un licuado de fresa que le había comprado 15 minutos antes y me lo lanzaba en la cara.
- Comienza a disculparte -se cruzó de brazos. Me abalance sobre ella, aunque grito no me importo y me embarre en ella todo lo que pude, ensuciándola de igual manera.
- ¡no! ¡qué asco! ¡suéltame! -trato de liberarse. Restregué su rostro contra el mío. Algo que en otros términos hubiera considerado lindo. Y su rostro quedo lleno. Reí. No me contuve y solté una risita, cómplice. Al verla parada frente a mi llena de esa cosa.
- Creo que también te gustaría saber su sabor ¿no?
- Estás loco, déjame en paz -me puso un alto con su mano y se encerró en el baño. Esta no es mi _____, me la cambiaron. Sé que me arrepentiré de decirlo pero... ella hacía que este trabajo no fuera tan común como siempre.
Estaba recargado en la pared aun lado de la puerta y por un acto de inercia intente abrir la puerta. Esperaba que la manija no diera vuelta, pero en ves... dio la vuelta completa, abriéndose lentamente. Trague pesado y asome la cabeza.
El baño inundando de un ligero vapor, ocultando los espejos. La ducha prendida, el agua corriendo y mierda, su silueta tras la cortina, transparente difuminada.
Pasaba sus manos sobre su cabello, lavándolo, probablemente tratando de deshacerse del batido. Pero el baño olía más a feminidad que a pescado.
Me sentí excitado. Una erección presiono mi cremallera ¿es posible que pueda desear tanto a alguien tan fastidioso? Sí.
No sé cuánto tiempo estuve mirándola, tratando de deshacerse todo rastro de suciedad de su cuerpo. Cuando me di cuenta, ya la tenía mirándome.
Había dejado de sonar el agua caer y había corrido la cortina. Mi mirada se enfocó en otra cosa hermosa y no era su mirada exactamente. Rápidamente llevo sus manos a sus senos y doblo las piernas tratando de cubrirse. Lo que podría hacerle en este momento. Abrir esas piernas hermosas, besarlas y meter mi lengua en su hendidura. No estaba depilada completamente, eso me encantaba. Podría acariciarla y llevarla al orgasmo con los dedos. Podría darle la vuelta, inclinarla y concentrarme en ese hermoso trasero. Podría penetrarla, mientras que mi lengua se encarga de esos senos, de esos pequeños pezones rosados.
- ¡Louis! ¡vete! -subí mi mirada. Estaba nerviosa. Salí de ahí. Necesito pensar en otra cosa ¡carajo! Antes de volver y tomarla a la fuerza. Conduje a no sé dónde.
Por _____.
Escuche el timbre. Limpie mis ojos y trate de echarme aire. Cuando abrí había una rubia hermosa frente a mí.
- Hola ¿esta Louis?
- ¿Quién lo busca? -pregunte seria.
- Keyla ¿está o no? -me miro de pies a cabeza y sonrió.
- No está y me dijo que te dijera que no quiere verte -cerré la puerta en sus narices. No tenía idea de quien era. No tenía ganas de ser cortes ahora, ni tampoco tenía ganas de tener zorras en mi casa. Bueno, en mi cuarto de motel.
Sorbí la nariz nuevamente. Los clínex estaban por terminarse. Creo que tomare el papel del baño. No entiendo a Louis, primero soy una molestia, trato de cambiar y no le parece ¿Qué quiere? Hace 3 horas salió y no ha vuelto, no quiero llamarlo. Tampoco quiero llamar a Liam. Tome una cobija y me acosté en el mueble donde duerme Louis. Olía a él. Así me dormí más rápido.
Sentí unas manos en mi vientre. Abrí los ojos desmesuradamente y voltee.
- ¿Louis? -me incorpore y trate de alcanza la lamparilla, pero me lo impidió-. ¿Estás borracho?
- No -losé, no olía a alcohol, ni hablaba como un perdido.
- No me toques Louis -quite sus manos de mi cuerpo y me levante.
- ¿quieres olvidarlo ya? Te comportas como una niña
- ¡eso soy! -lo mire. Yo estaba parada y el continuaba sentado-. Solo déjame en paz...-solloce-, no quiero que me hables, ni mucho menos que me toques
- ¿Es así como funcionas? Dime que debo hacer, ahórrame movimientos
- ¿de qué hablas?
- Te quiero en mi cama -achine la mirada y solté mi mano en su mejilla. En una fracción de segundo ya tenía la cara volteada y mi mano marcada en su mejilla. Grosero. ¿Cómo se atreve? Sentí como dolía mi garganta. Mis ojos se aguadaron. Temblé, no sé porque, solo temblaba. Tenía miedo. De él-. Tienes razón... ¿Cómo podría quererte en mi cama? Si haya fuera hay más putas - ¿más putas?-. Baratas, obedientes, bonitas y más buenas que...-me miro de pies a cabeza. Me estaba destrozando-...tu -deje salir un alarido y todo lo que estaba conteniendo lo solté. Agache la mirada, jamás había llorado como lo hacía ahora. Quería morirme. Tenía el corazón destrozado. Me cubrí la cara con mis manos y me deje caer en el mueble. Él salió. Dejándome ahí, sola.
