15/09/2016

279 5 0
                                    

Jueves.- desperté por la mañana e inmediatamente sabia que no era un día tan rutinario como los demás, mire el reloj de mi pared faltando tan solo un cuarto para las ocho. Un profundo miedo recorrió mi cuerpo al saber que posiblemente ella estaría a solo unos cuantos metros de distancia de mi hogar, tenia miedo de volver a verla, ausente de su preciosa sonrisa y sus brillantes ojos dirigidos hacia la persona que un día atesoro como su ser amado, tenia miedo de verla y que no volviera a correr hacia mi y reanimarme con un abrazo, bendecirme con un beso, alegrarme con su presencia.

Sin embargo, el tiempo paso, y pese a que intentaba distraer mi pensamiento de ella, tuve que salir de la casa, los nervios me consumieron al saber que tendría que acercarme aun mas al lugar donde ella posiblemente se encontraba, de verdad sentía miedo por verla y no saber que sucedería después, no saber que sucedería si los dos volvíamos a cruzar nuestras miradas una vez mas, pero sabia que tenia que andar por ese lugar, y pese a que mi intención era no voltear mientras lo hacia, no pude contener mis sentimientos y mis ojos la buscaron entre la gente que se encontraba en ese momento...
una parte dentro de mi se sintió aliviada, pero el resto de mi se lleno de tristeza por no poder verla una vez mas.

A cada instante estoy consciente de que con toda mi alma la extraño, lo se por que ni siquiera en los momentos que me deberían hacer feliz dejo de pensar en ella, mis sonrisas se han vuelto vacías por que ahora son un compromiso para con el que intenta animarme, pero lo que ellos no saben es que en cada una de ellas recuerdo que me hace falta la persona que me hacia sonreír de verdad con sus pequeños detalles, la persona que me hacia creer que todo estaría bien pese a todo lo malo que sucediera en mi vida.


Diario de un pequeño enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora