Abrí mis ojos, observando que ya era un poco más de la madrugada, Me siento sobre la suave cama, y los recuerdos de anoche inundan mi cabeza, Una sonrisa se posa sobre mis labios, y la verdad es que divertí mucho ayer, aunque no sé cómo llegue aquí.
Lo más posible es que Alan me haya traído después de quedarme dormida, lo normal. Me levanto de la cama y fui al baño, hice mis necesidades requeridas y entre a darme una ducha, luego de lavar mi cuerpo, fui corriendo a mi armario sacando de este un jeans claro y una camisa manga larga de rallas negras, sin olvidar unas zapatillas negras.
Cuando estuve lista fui de nuevo al baño a buscar la secadora de cabello, luego de secarlo y dejarlo notablemente pulcro y ordenado, busque entre los cajones consiguiendo lo que quería, tomé un poco de maquillaje aplicando un poco de rímel, polvo marrón para lo párpados y brillo labial.
Aplique perfume y al terminar, Corrí hasta la puerta y rece a todos los dioses para que estuviera abierta, una sonrisa se posa en mis labios a saber que no está con llave, Que la dejó abierta, antes la puerta siempre estaba con llave, pero ahora no ¿Tal vez confía en mí?
Como niña pequeña corrí a la cocina, claro sin hacer mucho ruido ya que la habitación de Alan quedaba al lado de la mía. Al llegar vi que el desastre que había en la cocina había desaparecido, y reí al imaginar que Alan tuvo que limpiarlo.
Sin perder más tiempo coloque a hervir el agua para el té y me dispuse a preparar unas rosquillas, serví él te cuando ya estuvo listo y en una bandeja coloque las rosquillas, junto con chocolate y mis panqueques con mantequilla, incluyendo él te por su puesto.
Mire por décima vez la bandeja decidiendo si llevarla o no a su habitación, aunque veía la bandeja sin color, tomé un abrigo del perchero que estaba en la sala, que me quedaba sumamente enorme y Salí a patio, una puerta de vidrio corrediza que quedaba junto a la cocina, al salir vi que era muy acogedor, la materia verde que empezaba a crecer era hermosa, y a lado de la puerta había una mesa de café, lo que llamó mi atención fue que alrededor no había nada.
Nada más que solo árboles o arbustos, pinos altos que hacían el lugar acogedor, no sabía porque, pero me encantaba estar allí, bajé los peldaños y camine hacia un arbusto de rosas rojas que estaba empezando a retoñar, sin dudarlo, tome dos rosas.
Entre a la casa y cerré la puerta, al girarme vi a Alan parado comiéndose las rosquillas que le había reparado.
- ¿Pero ¿qué...?
- Lo siento no sabía que era tuyo...
Reí por la cara que coloco, era si fuera la policía descubriendo al ladrón en un acto criminal.
- Calma era para ti
- ¿Si, y porque lo preparaste? Si se puede saber.
- Tú siempre me llevas la comida, veía que era tiempo de hacer lo mismo por ti.
- Muchas gracias, y lamento habérmelo comido – Se rasca la nuca mientras una de sus tantas sonrisas hermosas, se posa en su rostro.
- Era para ti y qué más da...
- Ya venía a prepararte el desayuno – Confiesa
- Te gane entonces – Sonrió – ¿Tú me llevaste ayer a mi habitación cierto?
- No, tú te levantaste sonámbula y fuiste a acostarte a la cama – Lo observó confundida – Era un chiste Esel, si fui yo.
- Idiota te creí de verdad.
- ¿Y qué hacías afuera?
- Ah buscaba unas rosas para decorar la bandeja – Alzó las rosas – Tienes una mesa de café muy linda afuera, y el invierno ya está dando paso a la primavera.
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Dulce Estocolmo. © #MMA2017
Romance~1° LUGAR EN CATEGORIA ROMANCE EN LOS PREMIOS BLUE 2017 ~°1 LUGAR EN CATEGORIA ROMANCE EN LOS MASTER MINDS AWARDS 2017 Atrapada en un lugar donde sólo árboles nos rodean. Alan Cale, el hombre de dos esferas azules que me ha secuestrado, ¿con que pr...