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Oscuridad, es lo único que veo, puedo decir ahora que mis parpados están cerrados, trato de abrirlos pero me duele, mis energías está muy bajas.

Siento una suave tela bajo de mí, Estoy acostada e intento recordar mi último recuerdo o mi último momento, porque no tengo idea de cómo llegue aquí, trato de abrir los ojos pero mis parpados me pesan, así que intento pasar mis manos por mi rostro para restregar mis ojos pero algo no me lo permite, siento atadas mis muñecas, no puedo moverlas, eso hace que me alarme y abra los parpados de golpe y creo que hubiera sido mejor nunca haberlo hecho...

Estoy atada en una cama de pies y manos, mis manos y pies están atadas con sogas y mis piernas están abiertas, mi cuerpo simula la forma de una X dejándome inmovilizada, estoy en una habitación que no es la mía, aunque es hermosa a un lado de la cama hay unos grandes ventanales mientras al otro lado lo que parece ser un armario y una puerta al lado de esta, la habitación es de colores claros, un color crema inunda las paredes, las sabanas sobre las que estoy son de un color rosa salmón. Me encuentro aun con el vestido de la noche del piano...

La noche del piano en la noche en que... Oh no. Debo salir de aquí.

Empiezo a forcejear las sogas que se encuentra alrededor a mis muñecas y tobillos. Parezco un animal atrapado y más si no sé dónde estoy o que él puede llegar en cualquier momento, es de día porque puedo ver como la luz se filtra por las ventanas, sigo forcejeando pero aun no logró zafarme, así que veo que mi única ayuda será gritar...

- ¡AYU...! - Me cayó al instante en que veo que la puerta que se encuentra frente a la cama se abre, el chillido de está abriéndose hace que una gota de sudor caiga por mi cien, mi corazón late más rápido que la de un colibrí, cierro los ojos para no ver lo que entrara. Escucho los pasos aproximarse hacia mí y seguido de esta una risa, una suave risa que eriza los vellos de mi cuerpo.

-Veo que ya despertaste. - Esa voz, oh dios esa voz, abro mis parpados y lo veo, esos ojos azules son incomparables, lo veo a él, sentado en una silla al lado de la cama y este tiene en sus manos una bandeja con diferentes comidas - Ya era tarde y estaba preocupado a que no despertaras. Te traje comida.

Dice parándose de la silla y camina hacia mí, quien diría que cuando llegara esta situación no moriría de miedo, porque es cierto no tengo miedo, tengo es asco, asco de este hombre que me ve con los ojos de un cazador a punto de atacar a su presa, desde la primera vez que lo vi, siempre me ha observado así, pero dentro de sus ojos se encuentra algo que no logró descifrar, cuando veo que su rostro se acerca el mío, mi respiración se atrapa dentro de mis pulmones, cierro los ojos sintiendo su respiración en el lóbulo de mi oreja, algo que hace que me remueva en la cama.

-Te desatare para que puedas comer ¿Está bien? - Abro mis ojos y asiento con la cabeza - ¿Prometes que no intentaras nada? - ¿Intentare algo? No lo sé, no estoy segura.

-¿Qué me sucederá, si intento escapar? - Pregunto en un susurro apenas eludible, lo veo separarse de mi lóbulo y verme a los ojos.

-Si intentas escapar, deberás pagarme para que te perdone, deberás pagarme para que no te haga daño. - Toma un mechón de mi cabello y lo enrosca en su dedo índice mientras sonríe de manera enfermiza - Deberás pagarme para poder salir de aquí. Con vida...

Eso ultimo lo dice en un susurro y creo palidecer porque su expresión se vuelve seria, y sé que este hombre tal vez sea capaz de hacerme daño, si ya llego al extremo de secuestrarme será capaz de todo.

-¿Haz entendido? - Asiento con la cabeza y el empieza a liberar mis muñecas, cuando termina procede a desamarrar mis tobillos, acaricio mis muñecas y veo que la soga dejo marca alrededor de estas - Ahora sí, come un poco.

Dulce Estocolmo. © #MMA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora