Gatos Y Demonios

Noches cálidas

Perdón por no actualizar pero no tenía inspiración y mi señal es horrible u.u pero regresé con un nuevo capítulo que espero sea de su agrado ^w^
Pd: Narra Ciel
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Estoy en mi habitación, solo, muriendo de frío y con el estómago gruñendo de hambre.

"Maldita sea. El imbécil de Sebastian no preparó la cena y ahora quedé en ridículo con los invitados. Ni siquiera para eso sirve... "

La puerta sonó con delicadeza y respondí con un simple pasa.

-Buenas noches. Disculpe por no haber hecho mi deber como el mayordomo de la familia Phantomhive, mi señor.- dijo Sebastian entrando. Tomó mi ropa y empezó vestirme para dormir.

- Me hiciste quedar en ridículo frente a mis invitados, pedazo de idiota. No lo vuelvas a hacer, mantén el nombre de Ciel Phantomhive bien en alto y no cometas errores, es una orden.- reafirmé mientras lo veía con frialdad.

-Yes, my lord.- se levantó del suelo y se encaminó hacia la puerta, parando y dirigiéndome la mirada. -Le prepararé una taza de leche con miel en muestra de mi arrepentimiento- sonrió y salió de la habitación.

En el momento en el que salió, mis pensamientos se apoderaron de mi. Estaba extrañamente preocupado, volvía a sentir esa maldita presión sobre mi pecho impidiendo que mi respiración fuera tranquila. Mi presión bajaba y las náuseas aumentaban.

Me levanté de la cama con poco cuidado y me dirigí a la ventana para poder respirar un poco de aire fresco y calmarme, lo cual funcionó mientras miraba una luna llena en su máximo esplendor.

Algo no estaba bien, estaba seguro, lo sentía muy dentro de mi.
Necesitaba hablar con ese extraño enterrador a la mañana siguiente de inmediato.

"Él debe saber algo de Jack y su relación con Victoria, lo debe conocer perfectamente, después de todo son shinigamis... ¿Qué le habrá orillado a servirle a un demonio?" me preguntaba una y otra vez tratando de encontrar alguna respuesta en el brillo de las estrellas.

Mis pensamientos fueron cortados de tajo en el momento en el que Sebastian entró con lo que me había prometido.

-Su cena está lista.- dejó las cosas sobre la mesilla de noche. -Señor, está usted bien?- preguntó con su típica falsa preocupación.

-Si, estoy bien- suspiré regresando a la cama dispuesto a tomar mi leche, mientras él me quitaba el parche. -Sebastian- lo llamé con firmeza

-Dígame, joven amo- seguía en lo suyo.

-Por qué renunciaste a Victoria por mi.- la pregunta simplemente salió, de una forma muy natural. En ese instante alzó la mirada con curiosidad y sonrió.

-Acaso le interesa escuchar el por qué?- me miró de reojo.

Le dediqué una mirada molesta junto a una mueca de disgusto. Mi humor no estaba para juegos.

- De acuerdo...- suspiró -En el momento en el que usted me llamó supe que no era cualquier e insignificante alma. Su deseo de venganza, el odio e ira que irradiaban sus ojos fue algo simplemente exquisito para alguien como yo.- me acomodó en la cama -Victoria es fuerte, hermosa y de gran seducción, pero usted no se puede comparar con cualquier otra cosa.- susurró sobre mi cuello, sintiendo su respiración sobre mi

-El olor que lleva impregnado en cada parte de su cuerpo me fascina- susurró sobre mi cuello, sintiendo su respiración sobre mi.

Al pronunciar esa última frase de una forma tan provocativa me provocó un ligero sonrojo y mi corazón latía con fuerza.

- Mi... Olor?- pregunté estúpidamente tratando de recobrar el aliento que había perdido unos segundos antes.

- El olor de una pequeña y delicada presa, totalmente apetecible para una criatura que anhela algo con que deleitarse...- finalmente alzó el rostro lamiendo mi cuello hasta llegar a mi lóbulo, mordiéndolo con suavidad. Se levantó rápidamente, me dio las buenas noches y se retiró dejándome anonadado y con un terrible sonrojo.

"¿A que es lo que estás jugando, Sebastian?"

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