Lazos formados y promesas por cumplir.

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"Aún recuerdo sus palabras, el suave tono de su voz. En varias ocasiones justo antes de despertar puedo verlo sonriéndome. Su sonrisa me recuerda al sol de verano, tan cálido, tan brillante."

Simplemente no podía dejar de pensar en el niño de aquella vez, cuando sus pequeños brazos lo abrazaron otorgándole la contención que necesitaba. En ese momento, gracias a él, su vida fue salvada, haciéndolo sentir en verdad afortunado.

"-El cielo luce tan parecido a ti, es hermoso-. Recuerdo habérselo repetido tantas veces y él únicamente reía en respuesta, una risa que me cautivaba. Su presencia era tan deslumbrante pero a la vez se sentía tan pequeño ¿Cómo fue posible que no haya podido ver lo maravilloso de su existencia? De los dos era yo quien no estaba a la altura."

-Muero de ganas por mostrarte en lo que me he convertido...- Sus palabras eran como un susurro desperdigado en el viento, solo anhelando que por algún milagro, llegaran a su pequeño. Un hecho que por no decir improbable, era imposible.

-Solo hay un problema con eso Kai, ese niño ya no existe y si renaciera, en el remoto caso de que vuelva como un humano; no va a ser el mismo chico, no va a recordarte ¿no que los zorros eran inteligentes? – Expresó cínico – Escuchándote, a veces lo dudo...

-Nadie pidió tu opinión mapache del demonio...- gruñó JongIn luego de ser vilmente interrumpido antes de que su atención se centrara en el horizonte–...está amaneciendo- el zorro se puso de pie para contemplar el tinte naranja del sol naciente, una preciosa vista desde la colina rodeada de verdes árboles.

-Oye, ¿cómo planeas encontrarlo? Reitero, no va a tener el mismo aspecto.- insistió su acompañante en vista a la decidida postura del otro demonio.

-¿Su apariencia, eso acaso importa?- el demonio adoptó el aspecto de un humano de tez oscura, sobresaliendo únicamente un par de orejas de sus blancos cabellos. Comenzó a delinear formas en el aire materializando aquello que lo ayudaría a encontrarlo. - La brújula plateada comenzará a moverse y cuando el momento llegue se detendrá guiándome a él- explicó.

-Oh pero, ¿abandonar la seguridad del templo solo por un niño humano?- el mapache tenía un buen punto, ya que sobre los terrenos en los que estaban se había edificado un santuario, en donde ningún espíritu maligno podía ingresar y tanto él como otros entes que protegían el lugar se nutrían de las plegarias y ofrendas de los monjes que lo moraban, fuera de allí deberían valerse con sus propias garras.

-En ningún momento te invité a ir conmigo- espetó el moreno que más que prestar atención al mapache se dedicaba a observar con detenimiento el girar de las manecillas del objeto refulgente en sus manos.

-¿Y arriesgar la vida de mi compañero?- cuestiona con la diestra pegada al pecho en un gesto dramático.

-¡Ja! Solo me quieres cerca para no morir y alimentarte de los demonios que cazo- refutó el zorro.

-Tú te niegas a devorar esas presas, ¿quién soy para desaprovechar tan valioso manjar?- responde con obviedad. -además es mi paga por usarme de carnada cada vez que se te antoja- replicó.

Los demonios se hacían más fuertes absorbiendo el último aliento de vida, la esencia de monstruos caídos. Antes de descubrir el inmenso poder que obtenían de las almas humanas, para los entes de baja categoría cada día era una lucha por la supervivencia.

-¿Y rebajarme a actos tan primitivos?- Kai tenía sus razones por negarse a aprovechar la debilidad de otro ser sobrenatural, solo asesinaba entes que intentaban acabar con su vida.

*** Flashback. ***

Hace varios siglos, las rústicas aldeas estaban aún rodeadas de paisajes naturales. Los humanos respetaban los frutos de la tierra y talaban la floresta. Únicamente lo necesario para sus plantíos.

LUCKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora