capitulo 1

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Si tuviera la oportunidad de desapareser a alguien del planeta Tierra y mandarlo al espacio lo haría sin pensarlo dos veces. Duván Castle, sería mi primera opción. Nunca he detestado a alguien en toda mi vida, pero él es un caso aparte. Me trata mal, me humilla y hasta me odia. No entiendo porqué, solo sé que él haría lo que fuera por humillarme delante de todos sin importarle mi sufrimiento, y lo peor de todo es que no dejo de pensar en él.

Como estaba tan sumida en mis pensamientos de enojo no me di cuenta que por mis mejillas rodaban lágrimas de rabia. Siento rabia conmigo misma por pensar que una persona como él me puede llegar a gustar.

- ¿Estás llorando libero? - Escuché esa odiosa y arrogante voz, esta vez se refería burlón a mi posición como jugadora en el equipo de voleibol del colegio.

-¡Y a ti que te importa!- le dije de mala gana aún sin mirarlo, no quería ver su cara, es que sin mirarlo podía imaginar su sonrisa retorcida.

-Me hiciste reír cuando te caíste enana- dijo él riendose muy fuerte

-Déjame en paz Duván, ve a molestar a tu estúpida amiga Clarisa- dije mientras seguia llorando por la rabia, yo no me caí, la estupida de Clarisa me puso el pie y me caí. Para completar no pude salvar el balón y perdimos el juego.

-No, quiero molestarte a ti enana- me dijo mientras me haló el brazo y me levantó

-¿Porqué? ¿Porqué? ¿Qué te hice para que me trates así?- le dije sin mirarlo

-Yo..- dijo pero en ese momento fue interrumpido, cosa que agradecí porque por fin me dejaría en paz

-¡Lena!- gritaron mis amigas que se encontraban al final del corredor

-Chicas- les grité mientras me soltaba de mala gana del agarre de Duván y secaba mis lágrimas

-Lena, nuestra libero favorita, te estábamos buscando desde que acabó el juego- dijo mi amiga Damaris

-Sí, llevamos un buen rato, ¿que hacías aquí? ¿Lena porqué lloras?- preguntó mi amiga Karian desconcertada- Si es por que no ganaron el juego no debes preocuparte porque de seguro ganarán el próximo.

- Lena ese era Duván verdad, sabía que tú le gustas - dijo mi amiga Julianis

-Chicas ya dejen las preguntas para después, mejor vamonos y Julianis yo no le gusto a Duván

-Pues yo creo que sí, solo que él no lo admite- me dijo Marie con una sonrisa de oreja a oreja- Hasta creo que te trata mal para que no se den cuenta de lo que siente por ti- y seguía con esa sonrisa, como si para ella eso fuera algo maravilloso

- Ya Marie no digas eso, yo no soy el tipo de chica que a ese patán le podría gustar y además un mounstro como él...jamás me gustaría- dije con un tono serio para que ya dejaran de hablar de Duván

- Bueno vamos ya que mañana tenemos clases y debemos descansar- dijo Damaris mientras nos empujaba a todas hasta la salida de la cancha

Nos montamos en mi hermoso coche, un Volky color blanco perlado con detalles en violeta claro, amaba mi auto ya que mis padres me lo regalaron al cumplir mis 17. Soy la menor de mis amigas ya que ellas están apunto de cumplir 18, aunque eso no me molesta porque así las molesto diciendole viejas. Al dejar a las chicas en sus casas que no están lejos de la mía me dirijí a mi hogar, cuando entré a la casa mi papá me recibió con un fuerte abrazo.

-¿Cómo está la libero favorita de papá?- me preguntó mientras hacíamos nuestro saludo de manos

-Estoy bien papá, pero perdimos el juego así que no estés emocionado- dije en un tono triste, sinceramente no me gusta perder y mucho menos cuando sé que el resultado pudo ser otro.

-Eso no importa mi princesa, recuerda que lo que cuenta es jugar y dejar el alma en la cancha- esas eran siempre las palabras de mi padre y siempre me daban ánimos. Si solo supiera que cuando llegaba a la cancha dos personas se encargaban de humillarme

-Bueno mis dos campeones a comer que mañana hay escuela y trabajo - dijo mi madre con esa hermosa sonrisa que solo ella tiene. Ella es tan hermosa y es la mejor persona de este mundo

-¡Sí mamá!- mi padre y yo contestamos al mismo tiempo, a él le gusta mucho molestar a mi madre así que le dice "mamá" o "abuela", es todo un bromista

Luego de la cena me di un baño, me sentía bastante relajada hasta que a mis pensamientos llego la estúpida cara de Duván y seguido de eso un incesable llanto. Es que lo odiaba demasiado, creo que lloré tanto que el cansancio me venció y me quedé dormida.

Solo una másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora