Capitulo 3

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Capitulo 3

Corrí lo más rápido que podía, esquive una que otra persona hasta que llegué a la pequeña oficina que se encontraba ante mis ojos, abro la puerta de entrada y me apresura a pasar, una pequeña fila se encuentra ante mis ojos provocando me un poco de nervios y desesperación, muevo mis pies frenéticamente esperando mi turno, agradablemente la fila avanza con rapidez haciendo así que llegué rápido a la recepción.
—Hola, disculpa.—llamó su atención.—Soy Keyla.—dije rápido, casi entendible.—Keyla Dione Pinet Steel.
—Esperé un minuto, por favor.—dijo mientras tecleaba un par de cosas.—perfecto.—dijo tomando una par de cosas de sus escritorio.—Mira.—Me enseña un papel.—Este es tu horario y estás son tus llaves.—dice entregando me todo lo necesario.—¿Sabes por dónde ir?—niego levemente.—Nahan.—grita de repente, haciendo que de un pequeño brinco en mi lugar.
—¿Qué pasó Mari?—dice una voz gruesa.
—¿Puedes llevar a la señorita a su clase? Aparte creo que les toca la misma.—dice guiñando un ojo hacia el chico aún desconocido para mi.
—Claro ¿porque no?—volteó hacia mi nuevo compañero, es un chico alto, Dios si que es alto, su cabello ligeramente despeinado dándole un toque natural, una barbilla recta, labios gruesos y carnosos.
—¿Te gusta lo que ves?—se le formó una sonrisa burlona.—Creo que estas babeando.—esta vez lo dice con suficiencia. Levantó mi vista completamente enojada y miró sus ojos, verdes canela ¿eso es posible? Bajo la mirada, nunca he visto a los ojos.
—Ni que fueras tan guapo.—sonreí burlona.—aparte te crees tan siquiera guapo.—mi sonrisa aumenta al ver su cara estupefacta.
—¿Disculpa?—dijo aún con la boca totalmente abierta, me reí ante ese gesto.
—Disculpado.— lo miró, su cara ofendida da mucho que decir, pero después una pequeña sonrisa aparecer y niega lentamente.—Bueno... ¿por dónde vamos?
—Sigueme.—camino por los pasillos, mientra platicabamos de vez en cuando. Realmente el chico es agradable, no es tan engreído como pensaba pero eso sí, le encanta ser burlón y hacer bromas, muchas bromas.
— Llegamos.—dice abriendo la puerta, dejandome entrar primero.
—Gracias.—digo ya adentro del salón.
— No hay de que.— me dedica una tierna sonrisa, dejando ver sus pequeños hoyuelos.
—Te amo.—digo de repente pero lo que quería decir era que amo su hoyuelos pero causo un leve sonrojamiento, a quien engañó, estoy completamente como tomate, después entra una gran carcajada de parte mía, el chico está sonrojado, nunca pensé ver a un chico así.
—Niña, no digas eso.—dijo dándose aire con las manos.—Da pena ajena.— bajo sus manos y empezó a reírse conmigo, los alumnos empiezan a entrar, y mi lado tímido se activa dejando poco a poco de reírme, volteó a ver al chico y también ha dejado de reírse y sólo me mira, una mirada que me provoca escalofríos.
—Disculpa...—llamé su atención, toque con el dedo índice su extremo de su labio, sorprendiendo lo.—Se te está cayendo la baba.—sonreí.
—Ja ja ja que risa.—dice sarcástico. Pero deja lucir una pequeña sonrisa divertida.
— Lo siento, eso no te lo quería decir, pero tuve la oportunidad y...—me encogido de hombros.
— Está bien, ¿Qué querías decirme?—camino hacia algún asiento y avento su mochila hacia el.
—¿Cómo te llamabas?
—Dios no te dije mi nombre.— Hizo una mueca y puso su mano en forma diva.—Leo.— Fruncí el ceño, acordando me que la recepcionista le dijo Nahan.—Esta bien, me llamó Leonardo Nahan.
— Ahora entiendo más.—dije sentandome a lado suyo, volteó mi mirada hacia la puerta encontrando me con el chico del bus y su novia, la chica que nos encontramos en la entrada. Giro mi vista hacia Leo, y mis mejillas arden por tal comportamiento, pareciera que los estuviese acosando, pero había algo en ellos que me hacia que ya los hubiera conocido.
— Y... ¿Cómo te puedo llamar?— Lo miró y en sus cara tiene plasmada una sonrisa burlona.
—Como tu quieras, mi vida.—dirige una mirada hacia un lado mío y guiña un ojo, trató de contener una risa por el hecho de que traté de coquetear, giró mi mirada y ahí está el chico del bus, diablos se me olvida su nombre, y que tiene en la cara, parece que esta enojado. Mira un punto fijo y no es necesario darme vuelta para ver que esta viendo a Leo como si quisiera matarlo.
—Hola...—dice el chico del bus hacia mi.
—A... Hola.—digo nerviosa ante el hecho que estoy presenciando una batalla de miradas.

Buenos días, señores y señoritas.—dice un señor entrando por la puerta del salón y dirigiéndose al escritorio.—¿Pueden todos irse a su lugar?—menciona un tanto frustrado. Lentamente todos se dirigen a sus asientos de preferencia, excepto el chico del bus.—Señor.—habla el profesor tratando de llamar la atención del chico.—Puede sentarse,ya empezaremos la clase.—Cruzó los brazos y le dirigió una mirada amenazadora la cuál me hizo que me recorriera un escalofrío por todo mi cuerpo.
— Lo siento profesor.— Dirige una última mirada a Leo y a mi para después dirigirse a su asiento.
Un minuto después empezó la clases, adiós vacaciones, Hola una nueva tortura, lo siento, Hola nueva escuela.

° Erick en multimedia

Alma gemela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora