Prometidos.

Capítulo 3.

—Tae Min, ah... esto es incómodo —su mamá al hablar con él realmente se veía incómoda y él no entendía cuál era el tema del que le quería hablar como para sentirse así de incómoda.

—¿Qué es incómodo? —apartó la vista del televisor hacia su madre.

—¿Por qué tengo que hacerlo yo? Debería hacerlo tu padre —una sonrisa burlona apareció en el rostro del rubio por ver a su mamá renegar por el tema del que hablaría —ya sabes... —y realmente ella parecía estar hecha líos con lo que hablaría.

—No lo sé mamá, no te estoy entendiendo —la sonrisa seguía en sus labios.

Ella suspiró —ya sabes, cuando regresemos a Corea tendrás que conocer a tu prometido, convivir en algunas ocasiones con él.

—Oh...

Tae Min asintió, lo sabía, habían hablado del tema antes pero él estaba iniciando el último año de secundaria que no tomó demasiada importancia, al menos no para que su mamá no pueda hablar del tema, al menos si ya había asumido que tendría que casarse y para eso debía regresar a Corea, incluso con todas aquellas fotografías recibidas sentía que ya lo conocía aunque no sea real, porque él podía crearle muchas personalidades en donde todas era bueno con él y lo quería.

—Bueno ya sabes Tae Min, cuando uno se casa uno tiene deberes que cumplir... y muchos de estos son —entonces comenzó a comprender la razón de que a su madre se le dificultar el tema, tenía dieciséis años casi diecisiete, sabía del tema sus amigos hablan de él tan abiertamente no como su mamá que lo estaba haciendo parecer un tabú —como decirlo, son deberes que debes cumplir como esposo y...

—¡Mamá! —se quejó, incluso para él era incómodo hablarlo con ella, era diferente cuando sólo comentaba con sus amigos o los escuchaba —no necesitas hablarme del sexo, sé que es común entre esposos.

Las mejillas de la señora Lee enrojecieron cuando su hijo pronunció tan abiertamente la palabra "sexo", se levantó del sofá en la que su hijo estaba viendo televisión intentando mantenerse calmada, por lo que continuaría diciendo, sólo quería darle consejos antes de que conozca a su prometido aun si faltaba tiempo para que eso suceda pero esa no era la única plática con el tema que tenía planeada para hablar con él, pero era difícil al ser la primera y no había recibido ayuda de su esposo que le dijo que debía dejarlo descubrir por sí mismo lo que es un matrimonio, a diferencia de ella que no quería que todo sea sorpresivo para su hijo.

—Bien, no diré más por hoy, pero sólo diré que si quieres mantener la llama viva a veces tendrás que ceder en él.

Su madre parecía que huyó luego de decir aquella frase, el sonido en la cocina no dudó en llegar poco después. Tae Min estaba un poco sorprendido por lo que había dicho su mamá después sonrió cuando entendió lo que intentaba ella, y miró una vez más la televisión, sin siquiera imaginar que esa no sería la única vez que su mamá intentaría hablar del tema, porque lo fue hasta que decidieron volver a Corea, en donde cada vez que su mamá hablaba parecía tener más confianza, siempre diciéndole que debía complacer a su esposo, en muchas formas, no sólo en la cama sino en el convivir, aunque en muchas ocasiones el tema de la intimidad solía prevalecer haciéndolo sentir incómodo cuando ella tomaba más confianza al hablarle del tema, recordándole la fidelidad.

Recordar algunas de esas charlas que había tenido con su mamá de las cuales no se sentía muy cómodo de tener es lo que le dio el valor de abrir la puerta que tenía frente a él, apretando sus puños al ver la escena que se estaba desarrollando sobre aquella cama, conteniéndose de gritar porque no quería crear toda una escena, pero realmente le estaba costando si veía a su prometido con la camisa abierta y unas manos recorriendo su torso hasta llegar al pantalón de este dispuestas a abrirlo y llegar más allá de lo que él estaba viendo. Los ojos de la chica que se encontraba sobre su prometido se posaron en él y sonrió.