Si llego la despedida, si es momento de volar; no retrases tu salida, cuida bien de tus valijas y no vayas a llorar.
Tal vez suene un tanto idiota, que te diga que el rencor de los pleitos cotidianos: por usar tu ropa a cuadros... me parecen tontos hoy.
Por su puesto te agradezco ese disco en navidad, tus lecciones sobre sexo y la complicidad de un beso... que a una hermana no se da.
A. Santiago