La sonrisa de Chrome parecía estar hecha de estrellas mientras sentía la áspera lengua de su bebé en su mejilla.-Kyoya, me haces cosquillas pequeño- Dijo ella con ternura mientras le acariciaba sus orejas haciendo que el pequeño ronroneara y abriera sus enormes ojitos para mirarla -Ya tienes hambre, mi pequeño?-
Kyoya miró fijamente a Chrome antes de asentir restregándose el ojo de forma consentida para meterse dentro de la pijama de ella haciendo que se sonrojara.
-Kyoya no hagas eso por favor, bebé- Dijo ella avergonzada pues no tenía nada debajo de la camisa de su pijama. -Sal pequeño, voy a calentar tu leche-
Kyoya soltó un maullido de protesta y sacó la cabecita de la camisa de su madre la cual soltó una suave risita.
-No me mires así, precioso- Dijo ella y lo sacó con cuidado para sentarlo en la cama haciendo que se sacudiera hasta su colita pero provocando que ésta se eriza.
Chrome se paró del futon para ir por la leche de Kyoya y al regresar lo alzó pegándolo a su pecho para darle el biberón. El pequeño neko puso sus manitas contra la botella y empezó a beber gustoso mientras movía la cola y miraba fijamente a su madre hasta que ésta le quitó la botella vacía y tomó un trapo para limpiarle la boca mientras el pequeño se saboreaba.
-Eres precioso, Kyoya- Sonrió ella besándole las mejillas y haciéndolo reír antes de mecerlo en su pecho cuando el pequeño bostezó -Es hora que duermas mi dulce bebé, cuando despiertes te tendré algo rico de comer- Dijo acunándolo contra su pecho mientras le cantaba una suave canción de cuna.
Los ojitos de Kyoya empezaron a cerrarse y respiró profundamente ese olor a lilas que desprendía su madre antes de quedarse dormido hasta que escuchó un ruido que lo asustó y lo hizo sentarse sobre el cojín donde se había dormido. Estaba en el cuarto de Dino y por cómo brillaba el sol, aún faltaba mucho para que el rubio llegara. Kyoya bajó la mirada algo triste y se volvió a tumbar en el enorme y mullido cojín que Dino le había regalado.
Ya habían pasado casi dos semanas desde que el azabache había llegado a la casa de los Cavallone y al ver que se negaba a dormir en la cama con él, Dino había optado por dormir en el piso junto a Kyoya, para que éste no se sintiera solo. Lo malo es que hacía un par de días su padre se había dado cuenta y había regañado a Dino severamente. Durante todo ese tiempo, Kyoya había permanecido escondido en el closet y cuando Primo se fue Dino lo sacó de allí. El pequeño estaba seguro de que ahora sí Dino se desquitaría con él por haber sido el culpable de que lo regañaran, pero en vez de eso le sonrió y le acarició la cabeza antes de sentarse en el sillón a leerle un cuento.
Ya en la noche como aún Kyoya se negaba a dormir en la cama, Dino logró convencerlo de al menos dormir en el cojín junto a la cama, pues algunas noches el rubio había escuchado al pequeño sollozar, seguramente por alguna pesadilla, y deseaba estar cerca para poder mimarlo si eso pasaba de nuevo.
Kyoya se estiró en el cojín antes de volver a recostarse para dormir. No tenía sueño pero Dino aún no llegaba y la verdad no deseaba levantarse hasta que el mayor llegara. No entendía porque, pero el estar con él lo hacía sentir poco a poco mejor... Quizás a fin de cuentas si se quedará con él hasta el final. Una pequeña sonrisa recorrió los labios de Kyoya al pensar en eso mientras cerraba los ojos con pereza.
Cerca de las 5pm Dino entró a su cuarto arrastrando su maleta. Se sentía fatal, quizás el dormir en el suelo había hecho que pescara un resfriado pero no era eso lo que lo tenía así, se sentía extremadamente cansado y la tos seca que tenía le estaba maltratando la garganta además del terrible dolor que le presionaba el pecho.
El rubio divisó a su pequeño neko tumbado y dormido en el cojín, por lo que sin despertarlo, lo subió a la cama y se recostó junto a él poco antes de que un ataque de tos lo obligara a ir al baño corriendo pues la fuerza de las arcadas le provoca ganas de vomitar. Kyoya abrió los ojos sobresaltado cuando escuchó a Dino. No le gustaba como sonaba el rubio, le asustaba. El neko se bajó de la enorme cama y fue hasta la puerta del baño, pero cuando volvió a escuchar a Dino se le erizó la cola y corrió a meterse debajo de la cama asustado.
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Caja de Cartón [D18 Shota]
RomanceQuien dice que la felicidad no puede venir en una caja de cartón? Eso era algo que Dino Cavallone debió haber imaginado cuando abrió la caja de cartón que contenía su felicidad (Bienvenidos a mi primera fic yaoi de wattpad :D estoy tan emocionada...