Capítulo 2: Solo pesadillas

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-Marinette sigo creyendo que es mala idea que vengas a clases, además mañana es el ultimo día de clases

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-Marinette sigo creyendo que es mala idea que vengas a clases, además mañana es el ultimo día de clases.- dijo la morena mientras miraba a la ojiazul preocupada. La  azabache suspiro ya cansada de que su amiga se preocupara tanto. Ella -como se la había repetido ya varias veces- estaba bien... bueno no del todo pero podia caminar y con eso bastaba.

-Oye tranquila, el doctor dijo que estaré bien si no hago movimientos bruscos además, hoy tendremos mi clase favorita y no quiero perderla.- comentó subiendo las escaleras, sin embargo, en una de esas, piso con brusquedad y un dolor le invadió la pierna causando un gesto de dolor y pequeño quejido. A su amiga no le quedó más que ayudar  a la chica para que subiera las escaleras. Justo cuando empezaba a creer que podía sola su pierna se debilitó nuevamente haciendo que cayera, solo que esta ves cierta rubia alcanzó a ver la escena.

-Si serás una pelma. Además de coja, ciega. ¿Que estupidez habrás hecho esta vez para quedarte así?- pronunció en tono de molestia mientras le empezaba a dar la espalda aquella escena. Y justo cuando iba a arrestara con un último comentario, se encontró con una escena que la hizo hervir de furia.

Adrien había llegado al rescate, aquel quejido que había soltado Marinette anteriormente resultó como una llamada de auxilio para el. Su corazón le indicaba firmemente que debía acudir al llamado, era curioso, pero se imaginaba como si la misma Ladybug hubiera emitido ese grito de auxilio.

Ambos se encontraba mirándose a los ojos y sus manos enredadas dulcemente. Aquella conexión hacía imposible romper esa burbuja que existía entre los dos, era un dulce calor transmitido. Marinette empezó a colorarse al igual que el, al sentir ese contacto inigualable lo hacía recordar todos los momentos que había pasado con su madre, una dulzura que guardaba tantos buenos momentos. Como si de una necesidad vital se tratase, Adrien  tenía un impulso que evitaba que se separara, le agradaba la calidez de aquella chica pero un dolor volvió a recorrer la pierna de la azabache, y al sentir ese dolor no pudo evitar formar una mueca de dolor; al fin ambos se pudieron despertar. Recordó que ella estaba herida haci que decidió separarse con suavidad ( aún con sus manos entrelazadas) para ayudar a la azabache a recuperar su postura.

-¿Estás bien?- preguntó aún algo aturdido Adrien mientras continuaba mirando mirando sus ojos. La chica parpadeo varias veces y asintió con una pequeña sonrrisa

-Emmm, si.-titubeo.-  Es solo un pequeño rasguño.- el chico se quedo observando esa dulce sonrrisa que le ofrecía la portadora de esos mágicos ojos azules. Per debido a un estornudo ellos se separaron y empezaron a desviar la mirada de sus dos amigos que los miraban con picardía.

Al sonar la campana Marinette tomó a su amiga para dirigirse a clases, las dos chicas se sentaron en sus respectivos asientos para luego tomar nota de lo que estaba escrito en la pizarra. Como de costumbre las chicas hablaban de diversos temas.  La azabache creyó que sería otro día más en su vida de civil, cuando encontró una nota en medio de su cuaderno. El maestro Fu. ¿Como la había dejado ahí?

Amor en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora