Capítulo I

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Por y para KHJ, mi primer amor. Inspirado en esa extraña y desgraciada historia del amor que no está destinado a ser...

Y que fue...

***

Inuyasha era el hijo de una acaudalada familia de comerciantes. Era educado, inteligente y el muchacho más guapo de la aldea. Era el chico que cualquier señorita desearía como esposo y cualquier familia querría como yerno. Había algo especial en él que hacía que fuese diferente del resto de chicos.

Una mañana de septiembre, mientras hablaba con sus amigos, escuchó algo que lo dejó intrigado por largo tiempo.

— Existe una chica extraña que vive a las orillas de la aldea —contó Koga a los chicos—. Se dice que tiene una excelente habilidad con las flechas.

— La he visto —comentó Shippo—. Tienes razón. Es una chica muy extraña. Sinceramente, me da un poquito de miedo.

Todos lo miraron fijamente arqueando una ceja y ocultando una sonrisa.

— Está bien —admitió—. Me da mucho miedo.

Los muchachos estallaron en alegres carcajadas.

— ¿Nadie ha hablado con ella? —preguntó Inuyasha.

— Muy pocas personas —respondió Koga—. Es una mujer... Digamos que "ermitaña". No es de muchas palabras, pero los aldeanos dicen que tiene una mirada asesina que se clava en tus ojos como una flecha.

Inuyasha se mantuvo en silencio pensando en la misteriosa chica. Jamás había oído de alguien como ella. ¿Habría llegado recientemente? ¿Sería tan hábil como la describían? ¿Sería bonita?

— ¿Cómo se llama? —interrogó Miroku—. ¿De dónde viene?

— No lo sabemos. Pero hay una persona que sí lo sabe.

La curiosidad invadió a Inuyasha, pero mantuvo su silencio.

— ¿Quién? —preguntaron Miroku y Shippo al unísono.

— La hija del comerciante de peces —contestó Koga—. Ella la ha visto y sabe algunas cosas más sobre la chica extraña.

— ¿Sabes algo más sobre ella? —continuó Miroku muy interesado.

— Sí. También se dice que puede no ser más que un espíritu maligno que vaga por nuestra aldea buscando una víctima. Hay muchos que afirman que posee un rostro similar al de un ángel.

Un ángel demonio, pensó Inuyasha antes de concluir ya tenía suficiente información. Si quería saber algo más, iría a preguntárselo personalmente a la hija del comerciante de peces, así que se levantó rápidamente y se marchó dejando a sus amigos con una mueca de desconcierto en los rostros.

***

El rostro de un ángel y una mirada asesina —se repitió mentalmente mientras caminaba hacia la casa de Kagome Higurashi—. Puede ser un espíritu... Tal vez un espíritu maligno, como dijo Koga. Un ángel demonio...

Hizo avanzar sus pasos y encontró a Kagome deshojando margaritas en el pórtico de su choza.

— Kagome —la saludó.

— Inuyasha —respondió al saludo la alegre joven—, ¿qué te trae por aquí?

— Seré directo. ¿Sabes algo sobre una chica extraña que es hábil con las flechas?

Sueños que son amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora