Capítulo 1 "A ojos cerrados"

166 7 0
                                    

Joey volvió. La versión psicópata ha tocado la puerta. En el momento menos indicado entrará en mí y se apoderada de mi mente. Él ya sabe que espero su regreso, pero mi mente sigue ocupada.
El perverso y ruin ser se encarga de socavar ideas y destruirlas con el fin de endurecer y entristecer. Actúa silenciosamente cual serpiente, con cautela.
Astuto además que infringe daño y retuerce cualquier plan con su más perversa maña.

La normalidad proliferaba aquella mañana, todo resultaba ser azul y cordial.
La sutileza del cantar de unos pajarillos resultaba clásica, lo necesario para saber que el día sería perfecto.
No más visitas inesperadas por hoy, todo sería calmo y hasta pacífico. El salir a caminar podía resultar ser una buena opción, siempre y cuando el sol se mantuviera brillante todo saldría bien.
El salir de casa dio oportunidad ver nuevos colores. Escuchando risas y sonidos que el viento arrancaba de las partes más lejanas del lugar, su mandíbula se entrecerró de súbito.
A su mente volvían los recuerdos de las tardes primaverales llenas de flores y acompañadas por los bellos matices de las tardes al ponerse el sol.
Y ver ahora la época de otoño.
La frescura de un tronco de roble caído en medio del campo le repelió inmediatamente, ¿por qué se encontraba ahí? ¿es que acaso estaba terminado su cordura?

Un trecho más adelante un viejo conocido alzó la mano para saludarle, pero no lo vio. Su mente se encontraba sumergida en los colores del día. Eran los más brillantes que había visto nunca, ya nada tenía más sentido.
Al momento de sentir algo de cansancio decidió sentarse a la sombra de un muro, ya reseco y derruido por los años, junto a una despreocupada casa que había dicho al tiempo: -no soy útil, deshazte de mí.
Sus hacedores se habían despreocupado tanto de el que fue un proyecto que no se continuó. Parecía que todo ese lugar no tenía dueño. El lugar adjunto ahora servía para darle algo de abrigo a los animales más astutos que lograban colarse por entre el curtido muro.
Daba una sensación de olvidó y abandono tan desesperante que no parecía real que algo así sucediera. El color ya era pálido consumido por los años, el agua y su falta de cuidado. Aquello no era más que ruinas a los ojos de los demás.
Pero él no lo notó, por unos instantes realmente sus sentidos se agudizaron, tanto así, que sentía todo lo que fluía a su alrededor.
Dispuesto a continuar su paseo se levantó y miro hacia el cielo. El tono que mostraba ese día lo hacía parecer vivo, lleno de vigor retomó el camino.

Un trecho largo y tendido a un lado del camino le recordó el bosque que se encontraba más allá. Cuántas cosas habían sucedido ahí. Hizo una mueca en señal de sonreír, su mano recogió su pelo e hizo un intento controlado por no reír. Es que había pasado tan poco. Su cabello era largo y lacio, bruscamente caía por detrás de sus hombros, descuidado y sucio lo llevaba siempre.
Su mirada de ojos grandes y curiosos se clavó en el árbol más cercano que alcanzó a ver. Sus hojas delicadas y delgadas se movían al vaivén de la suave brisa. Pudo escuchar el susurro del viento al pasar entre un tronco hueco tirado al lado de algunos ladrillos.
El Sol empezaba a calentar.
Sabía que debía continuar, siguió su paso firme y constante hacia el lugar más verde que conocía.
Sabía que su mente debía despejarse no quería pensar más en eso.

Debería descansar pensó.


"Mi amigo Joey"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora