"Mi amigo Joey"

Capitulo 2 " Un duro reencuentro"

Vestido elegantemente, con una corbata roja y traje azul.
Así era Joey. No trataba de llamar la atención, la mayoría de las veces si quiera recordaba que existía.
Resultaba ser a veces algo calmado. Su carácter era fuerte. Brutal y decidido su definición. Rondaba lugares como cafeterías, parques, bosques, riachuelos y playas. En fin, siempre le gustaba estar solo. No le gustaba la concurrencia, entre más gente peor para Joey. Sin embargo, cuando estaba solo, ese era su lugar ideal.
Podía sacar sus más refinadas palabras para expresarse con tranquilidad, un gran orador y bueno con las palabras.
No siempre cambiaba su humor, pero cuando lo hace resulta otro ser totalmente, carece de emociones y la inercia se hace presente. Cada vez que se molestaba abruptamente sacaba su mano derecha del bolsillo y comenzaba a simular que tosía, hasta que solo, poco a poco se calmaba.

Ya era hora de volver a casa, no se había dado cuenta de la hora que era, pero ya había oscurecido. Miro su reloj, era de bolsillo, no era normal, lo usaba en el bolsillo trasero del pantalon, el brillo de su reloj fue lo único que le pudo indicar que hora era.
¡9:00pm! ¡Cómo no se había percatado de todo el tiempo que estuvo afuera! ¿Dónde había estado?

Frotó sus ojos desesperadamente y se puso en pie, a su lado estaba una banca, aunque no podía estar seguro de su color debido a la oscuridad de la noche.

La calle se encontraba con las farolas apagadas. Casi no podía distinguir lo que se encontraba a su alrededor.

Pero él sabía perfectamente donde estaba.

Recordaba ese lugar, se inclinó porque le extraño un raro brillo que salía de las patas de la banca. 1 dólar de plata fue lo que sus ojos encontraron, se volvió a incorporar y suspiró profundamente.

Pasó sobre su cabeza su mano temblorosa, y los recuerdos los invadieron drásticamente.

Sabía que él había vuelto.

El único recuerdo que tenía de ese lugar era haber corrido alegremente por los parajes de ese sitio. Era un parque igual de antiguo como desde que se fundó el lugar donde vivía. Una memoria de una persona leyendo un libro, recostada en el césped, tenía un vestido de un color salmón, y un sombrero de ala ancha que le cubría medio rostro. Eso fue lo que visualizó. Mostrando una sonrisa y abriendo lo suficiente la boca como para provocar un bostezo.

Luego su recuerdo poco a poco se fue desvaneciendo, y en su mente manchas rojas empezaron a aparecer.
- ¡Vete ahora! ¡No necesito esto! - Gritó.
Pero nadie lo escuchó.
Sus labios temblorosos comenzaron a mascullar un sonido, conocía bien esa canción.
Hace cuanto no la había escuchado, nocturno del compositor Frédéric Chopin.
Sus manos siguiendo el compás de la música se movían de un lado para otro. Cada vez escuchando la música más y más fuerte. Pero, ¿de dónde venía? Sus recuerdos eran lo suficientemente fuertes como para detallar cada sonido de aquella melodía.
Cada nota que "escuchaba" podía hacerlo sentir pacifico, al menos en esos momentos.

No se dio cuenta, pero ya había empezado su viaje de regreso. Una serenata clásica de esos lugares ahora perturbaba su mente con su triste sonido, los perros y otros animales hacían de las suyas molestando la calma de la noche. Un gato viejo pasaba por en medio de la calle, ya estaba muy cerca de su casa.

Unos metros más adelante, ahí se encontraba. Su mente se volvió a perder. La noción del tiempo simplemente desaparecía.
Por fin llegó a su casa, tomó sus llaves y se dispuso a entrar. Un frio horrible atacó su espalda. Sin prestarle más atención entro y se dirigió directamente a su habitación. A la luz de una triste bombilla y junto a 2 plumas, tomo un pedazo de papel y se dispuso a escribir.

Todos los días a la misma hora escribía. Consideraba que ese era su escape. Pero... ¿De quién?

1 AM, al escucharse el reloj de la sala sonar y dar la primera campanada de un nuevo día. Se había quedado dormido de tanto trabajo. La bombilla de su habitación seguía encendida. Y a la lejanía, se escucharon lamentos, rompiendo el silencio de la noche...