Capitulo 8 "Esperanza"

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La mujer sin pensarlo dos veces se internó corriendo en el bosque, dejando sus zapatos finos botados, ya que estos le impedirían correr, salió dando grandes zancadas intentando buscar cualquier rastro de su pequeña hija. Su mente se comenzaba a llenar de los peores escenarios, inimaginables, salvajes.
El rostro de piel clara y tersa de la mujer, poco a poco se llenaba de lágrimas que caían de aquellos grandes ojos. Su vestido, también se iba quedando prendido en trozos en algunas ramas que sin darse cuenta pasaba demasiado cerca.
Su pelo se agitaba mientras corría, y la espera se hacía totalmente larga. Más adelante observaba una luz muy fuerte que no le dejaba ver, entre las lágrimas, sudor y aquella fuerte luz a la cual se acercaba, su visión se nublaba rápidamente.
Llegando al final de aquel sendero, sus pies se detuvieron de súbito. Antes sus ojos había un hermoso claro. La vista hasta donde alcanzaba a mirar se encontraba bordeado por finos árboles que llegaban hasta el cielo. Estos eran delgados y elegantes. Sus hojas delicadas llenaban el claro de tranquilidad. De ellos procedía un sonido demasiado dulce para los oídos, el aire arrancaba una que otra tonada del lugar.
Pero la mujer no observaba los árboles, ni sus finas hojas. Tampoco escuchaba las tonadas. Se sentía cansada y sus piernas no resistieron. Se lanzó al piso sin poder contener el gran esfuerzo físico que había hecho. En el momento que pudo recuperar el aliento. Miró hacia el frente y ahí la vio. Una cabaña en medio del claro.

Muy bien dijo el tipo, viéndose al espejo.

Su nombre real era Jonathan Cotwile, una persona aun considerada joven, con actitudes extrañas y un poco malhumorado. Llevaba ya un tiempo residiendo en aquel pueblo, pero cuanto había cambiado desde entonces

Tratando de arreglarse lo mejor posible, estaba totalmente decidido a salir de casa ese día. Para sus adentros se dijo:
- "Realmente no debería sentirme triste por ningún recuerdo que aqueje mi mente, sé que debo intentar pensar con claridad".

Su ropa en general, lucía reluciente y espléndida. Realmente intentaría hacer las cosas bien. Su traje era de color negro, no le preocupó el calor que podía hacer ese día.

Después de haber desayunado de una manera sorprendente su rostro, por primera vez mostro una sonrisa, algo leve y pálida.
Había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que había sonreído. Dejó que cualquier tipo de preocupación se desvaneciera de su mente. El sería feliz ese día, pasara lo que pasara.

Sintiéndose más vivo que nunca, volvía a sentir que un rayo de esperanza tocaba su corazón, podían existir cosas mejores, podía intentar "ser feliz".

Cuando estaba a punto de irse, respiro profundo y acomodando su corbata abrió la puerta. Pero al abrirla su semblante cambió.

- "Buenos días"

Y quitándose el sombrero aquel hombre estiró su mano en señal de saludo.
Jonathan, estrecho su mano, con un gesto de insatisfacción.
El extraño le dijo:

- "No le quiero molestar en esta mañana, igualmente por lo visto a su ropa, me imagino que está ocupado y va de salida" ¿Sera posible que usted me ayude con un par de respuestas? No se preocupe, no le atrasare mucho

Aunque Jonathan no lo podía recordar, aquel hombre le resultaba conocido.
-No tengo problema, suspiro Jonathan, con un dejo de disconformidad.

El hombre prosiguió.

-La vida a veces da vueltas viejo amigo, se lo que has pasado en estos últimos años. Tranquilo, sé que te resulto familiar.
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Mi nombre es Joey.

"Mi amigo Joey"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora