Lo logre, ahora solo tenía que entregarle el libro a... ahora que lo pienso no se su nombre, pero eso no tiene importancia mientras que me convierta en humano.
Fui rápidamente al callejón donde conocí al misterioso hombre, lo vi sentado en un bote de basura acariciando un gato negro con líneas grises.
- A sí que aceptaste el trato ¿Lo tienes? – preguntó
- Si – respondí, mostrándole el libro – ahora lo que me prometiste.
- Perfecto, acércate.
Caminé lentamente hacia él, le di el libro y él se paró, cubrió mis ojos con su mano derecha y dijo:
- Que tengas lo que siempre deseaste, habla con otros para sentirte vivo.
En un momento a otro, el espíritu desapareció, me encontraba en el callejón, y por un momento creí que me había engañado, que en realidad no me volvió humano pero cuando me quise elevar no lo logre, eso significa que por fin lo hice, ahora soy humano.
Salí corriendo y vi solo a las personas, no a espíritus siguiéndolas. Me acerque a una mujer que estaba leyendo el periódico, la salude, pero ella solo me miró como si estuviera loco, pero ese disgusto que me mostró me hizo sentir vivo.
Fui a la plaza y vi a Samantha sentada donde siempre y riendo con sus amigas, esta vez era posible, podía hablar con ella. Me estaba acercando, pero frené, como debo presentarme, necesito un plan para no parecer un idiota.
Me di vuelta y fui a sentarme a otro banco. En él había alguien más, era más pequeño que yo, tenía los cabellos cortos y claros, con un leve tono rojizo. Usaba lentes negros y gruesos, una chamara negra, y unos jeans azules, estaba leyendo un libro con el curioso nombre de "Como hacer amigos".
Me senté a su lado y miraba a Samantha, era como si fuera un ángel, al cual podía dirigir la palabra.
- Hola – dijo el chico sentado a lado mío
- Hola – respondí, no me molestaba que me hable, a lo contrario me encantó escuchar esa simple palabra - ¿Qué estás leyendo?
- Nada importante, es un libro normal – dijo – Me llamo Javier
- Yo Max
- Eres nuevo por aquí – preguntó – No te vi antes y esta ciudad es pequeña que la mayoría de las personas se conocen entre ellas.
- La verdad es que si, vengo de un lugar totalmente diferente a este.
- Se nota, tu ropa es extraña, por un momento pensé que eras un vagabundo
Llevaba una polera y un pantalón de color gris claro, las mangas eran largas, estaban sucias y desgastadas. Mis zapatos eran negros, y parecían estar nuevos, ya que la mayor parte del tiempo me lo pasaba flotando. Mi cabello castaño estaba desordenado por la pequeña persecución que tuve antes.
- ¿De qué ciudad vienes? – preguntó Javier para mantener la conversación.
- Es una buena pegunta, no lo sé.
- ¿Hablas en serio?
- Si. Mi pasado es difícil de explicar.
- Está bien... ¿Cuántos años tienes?
- 16.
- Yo 17.
- La verdad es que acabo de llegar y no conozco a nadie.
- Eso es mentira, me conoces a mí – una pequeña sonrisa apareció en su rostro, parecía que no tenía ningún amigo – Es tarde, me tengo que ir. ¿Mañana vendrás de nuevo?
- Si, lo haré.
El sol se estaba ocultando y todos se iban a sus casas poco a poco, y yo me quedé en la plaza mirando como las estrellas iluminaban aquella noche oscura y fría.
Sentí algo en mi estómago, era una sensación extraña, nunca lo sentí antes. Tal vez era eso llamado hambre, pero el cansancio hizo que lo olvidara, y caí dormido en el banco donde tuve mi primera conversación desde que me volví humano.
Al día siguiente cuando desperté las personas ya estaban activas y cada uno estaba en sus propios asuntos. Todos los jóvenes se reunían en la plaza todos los días.
Después de unos minutos Javier apareció, llevaba unas historietas en la mano y dos hamburguesas en una bolsa que decía "FunBurger"
- Hola – dijo apenas me vio.
- Hola – le respondí - ¿Qué es eso?
- Hamburguesas, pensé que tal vez querías alguna – mi salvación, el hambre me estaba matando.
- Comimos mientras me mostraba sus historietas, y eran más divertidas de lo que creía, las historias eran increíbles al igual que los dibujos. Pero lo que más me gustó fue esa hamburguesa con queso envuelta en un papel de varios colores.
Conversamos de diferentes temas, y cuando era más tarde Samantha apareció con un refresco en las manos.
Estaba dirigiéndose a la misma banca de todos los días, pero algo inoportuno paso; bueno para mí fue el golpe del destino. Samantha se tropezó y todo su refresco fue a parar a mi ropa.
- Perdón, no fue mi intención – dijo con preocupación.
- No te preocupes, estoy bien.
- Vamos, necesitas otra ropa – dijo Javier, y en ese pequeño momento lo odié, justo cuando abrió la boca Samantha se marchó.
- El problema es que no tengo otra – respondí, y buscaba una respuesta lógica para la siguiente pregunta.
- ¿Qué, hablas en serio?
- Es que perdí mi maleta y ahí estaba todas mis cosas.
- ¿Perdiste tu maleta? ¿Cómo? – respondió.
- Esa es una historia divertida, pero larga. No creo que quieras escucharla.
- ¿No te compraste otra? No importa, te presto la mía– dijo, y nos dirigimos a su casa.
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El Guardián y su Verdadero Destino
AdventureTodo el mundo tiene un espíritu que lo protege, pero no todos los espíritus tienen a alguien a quien proteger. Max es un guardián, que no tiene amigos pero un día una gran oportunidad aparece, y tendrá q decidir qué camino elegir: volverse humano y...