Cambio de planes

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Al ingresar a clase todo lo que veo es al maestro Richardson escribiendo en el pizarrón, dándole la espalda a todos.Cuando camino no me mira.Bueno, no nos mira. Pues  Alessia ingresa antes que yo; y se contonea a paso lento para llegar a un asiento vacío. Y mientras lo hace, todas las miradas masculinas se fijan en ella, desde Billy el más casto de todos; hasta Cameron, el enfermo sexual. Y Alessia al notar que es el centro de atención, se muerde el labio. Y todos silban.

Incluyendo al maestro. Sí, es un hombre muy genial y también mi maestro favorito, pero si mira a Alessia así otra vez. Me enojaré.

Debo admitir que ella tiene un bonito trasero, tiene una forma perfecta, las curvas perfectas. Pero sabe que tiene el control y puede usarlo a su favor.

—Tome asiento Andrew, veo que trajo consigo a una nueva amiga— La sonrisa que tiene el maestro es contagiosa, así que sonrío.

—Está bien, eso haré. Y sobre mi supuesta amiga, no la conozco.— Miro a Alessia pero ella ya está coqueteando con Mathew Adams. El cual se esfuerza haciendo notar sus músculos. Si tan sólo supiera que sólo es visto como una posible fuente de comida y hogar. O sexo, con esto último recordé el momento ocurrido en el auto. Y esto causa mi gran sonrisa arrogante, al saber que ella ya fue mía.

Pero también de muchos.

El señor Richardson baja sus anteojos para mirarme de manera analizadora, pues no sabe qué hago parado observando en lugar de dirigirme a un asiento. 

Le sonrío y me dirijo hacia un lugar vacío. Recuerdas la escena que causó Alessia con los chicos cuando ingresó? Pues, yo tengo ese efecto en las chicas. Siempre.

 Escojo un lugar al lado de Victoria, debo decir que ella tiene un cuerpo que cada uno de nosotros a visto más de una vez, pero a mi lo que más me gusta son sus ojos verdes. Los cuales logro ver cuando me siento, pues ella me mira y sus labios rojos carmesí me saludan con una sonrisa pícara.

—Hey Andrew, ¿qué tal?— Cuando dice eso pone sus manos sobre su asiento y al hacerlo el escote de su blusa me saluda mostrando sus tetas, redondas y formadas. Las cuales tuve entre mis manos muchas veces. Y con un aleteo de sus pestañas me indica por qué camino va esta conversación.

Dejo mis libros en la mochila que dejé ayer aquí. La coloco en el suelo nuevamente y hago mi jodido cabello a un lado, porque los jodidos rizos no me dejan en paz.

—Lo de siempre, estudiando. Ejercitando. Comiendo, amo comer. ¿Lo sabías?— Le muestro mi media sonrisa y la observo. 

Riendo responde:—Claro que lo sé, la otra vez que estuviste en mi casa dejaste mi despensa vacía.

Le guiño un ojo. —¿Cómo no comer luego del esfuerzo físico que hice contigo?—

—Pues no estoy buscando novio y hay una noche libre hoy, y puede que tal vez metas algo más que la pata esta noche. ¿Tienes planes?— ¿Lo ves? Eso es con lo que lidio a diario. A veces más de tres veces al día, y yo no lo busco. Es lo que trae ser atractivo. Y maldición si a veces me molesta que nunca les interese como me siento, o si soy inteligente.

—Lo tengo ahora. ¿A qué hora en tu casa?

El ruido de todos al hablar me desconcentraba, el maestro escribía y papeles volaban. El tiempo parecía volar, Victoria hablaba pero yo solo veía su boca moverse. Y es que Alessia con Mathew no paraba de verse. 

—... Me estás escuchando?— Dijo una Victoria enojada.

—Sí, entonces esta noche en tu casa.—Me enderecé en mi asiento y empecé a copiar la clase.

No sé que pasaron en los minutos siguientes, solo sé que mientras el Sr. Richardson explicaba la clase. Alessia, salió de la clase sin decir nada. Y así me quedé, pensativo. 

Yo sólo esperaba la noche, pues con esto último.Había un cambio de planes.




Serendipia.Where stories live. Discover now