Capítulo 2.

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Domingo 14 de agosto.
00:50 am.

Vomita.
No puede parar de vomitar.
Pero no es Valeria la que lo hace, sino Cielo.
Se encuentra en el baño de la casa de Simon. Obviamente usando el inodoro, y Valeria apoyada contra la puerta, ida. Ida totalmente.
Una situación horrible que nunca, pero nunca llegó a imaginar Cielo que le iba a suceder.
Vuelve a vomitar.
Aquellas palabras. Él. Su aspecto.
¿Quién mierda era ese chico?
¿Qué mierda le hace a las chicas? Porque no creo que Valeria haya sido su primera "víctima".
¿Qué mierda le hizo a mi amiga? Se pregunta Cielo. Pero no sabe la respuesta de ninguna de las tres preguntas.
"La drogué. Le hice pasar una noche de locura". Esas palabras es a lo único que Cielo se aferra, ya que Valeria no habló en ninguno momento. Ni siquiera emitió sonido.
Cuando Cielo termina de vomitar por completo, ya sintiéndose vacía del todo, se acerca a Valeria.

-Val...-Nada-Vale...

No contesta. Su mirada se encuentra fija en un punto. No pestañea.
¿Qué tan grave se encontrará?
Aquel chico, ¿le habrá dado algo... más que una "simple" droga?
No. No puede ser.
El miedo la atormenta.
Miedo a lo que le pudiera estar pasando a su amiga.
¿Qué hago? Se pregunta.
La cabeza le da mil vueltas.
Una era literal, ya que por momentos Cielo siente al mundo dar vueltas.
Y por otro lado, su mente no para de darle vueltas a las posibilidades que tiene para sacar a Valeria de ese horrible lugar, de esa horrible situación.
No le queda otra que tratar de llevar a Valeria a la planta baja y, sin dar muchas explicaciones, pedirle a Federico que las lleven a... ¿A mi casa? No. Por dios no. Ahí se encuentran mis padres. Pero ¿Estarán durmiendo? Se cuestiona Cielo.
Se fija la hora.

1:12 am.

Piensa que seguramente a esta hora sus padres ya estaran durmiendo hace rato, así que reúne fuerzas y ya en la planta baja busca a Federico con la mirada. Lo encuentra.

-¡Hey, Fede!-Lo llama mientras carga a Valeria a su lado.

-Cielo, ¿Qué caraj...?-Intenta preguntar Federico pero Cielo lo interrumpe, sabiendo a lo que quería llegar su amigo con esa pregunta.

-Nada, tomó un poco de más, así que te quería preguntar si vos nos podrías llevar...

-¿Un poco de más? Cielo, está hecha mierda Valeria. ¿Segura que solo tomó un poco de más?-Pregunta sin poder creerle.

-Si Federico, por el amor de dios, ¿nos podes llevar a mi casa? Te lo agradecería.-Dice Cielo ya harta de la situación.

-Eeh, no. No puedo. No traje el auto.-Federico habla, apenado por no poder ayudar a sus amigas.

-¿Qué?...-Cielo se queda recalculando. No puede creer que Federico no haya llevado su auto. Si el va a todos lados con su amado auto.- ¡¿Me estas jodiendo?!-Está desesperada.- Federico no, ¡por dios! ¡¿Qué hago yo ahora?! ¿Me explicas? Porque la verdad...

-¡Cielo, por favor! Calmate. Voy a ayudarlas igual de alguna manera. Esperame acá. Acostala a Valeria en algún sillón por un momento y dale de tomar... Agua,obviamente.- Le advierte Federico.

-¡No soy estúpida no la voy a poner peor de lo que está!-Le grita Cielo, pero él ya se está alejando.

Busca alguna sillón para acostar a su amiga, que ya le está pesando, pero ningúno está vacío. Junta coraje y se acerca a un sillón negro bastante grande que esta en el medio del salón.

-Hola, disculpen ¿podrían dejar a mi amiga acostarse?-Les dice Cielo a un par de personas que se encuentran ocupando todo el sillón, sonando más irritada que amable.

-¿Qué le pasa?-Pregunta Tomás, uno de los mejores amigos de Simon mientras se levanta de donde estaba- Parece como si le hubiesen pasado 5 camiones por arriba suyo.

-Bueno si, em, tomó un poco de más.- Mentira. El, la drogó y tal vez... ¿la violó?

Un escalofrío le recorre la espalda.
Todos, sorprendentemente dejan que recueste a Valeria. Ella se sienta al lado suyo.

-¿Alguno podría traerme un vaso de agua?-Pregunta ya un poco mas amable.

Tomás es el primero en reaccionar, y al minuto ya le está entregando un vaso bastante lleno de agua a Cielo.

-Gracias.

Trata de darle de tomar a su amiga, ésta está medio inconsciente, pero igualmente logra tomar un poco de agua, para después recostarse y volver a cerrar los ojos.
No está bien. Y Cielo lo sabe perfectamente. Pero esta en shock. No sabe qué hacer. Más que tratar de llevarla a su casa. Ayudarla a que se dé una ducha y dejarla dormir.
Eso tenía que ayudar a Valeria a que esté mejor ¿no?
No sabe con exactitud. No sabe ni siquiera si su amiga se esta muriendo. Aunque suene muy fuerte, pero es la verdad. Tiene miedo a lo que le pudo haber hecho ese hijo de puta.
También se siente culpable de algún modo. La dejó perderse entre la gente para que vaya a bailar sola.
Siente enojo al mismo tiempo. Piensa que de alguna manera Valeria le falló, y la condición que Cielo le había puesto de no tomar ninguna gota de alcohol no la cumplió. Aunque no sabe bien cómo fueron las cosas. Tal vez la agarraron y le hicieron hacer cosas que no quería. Tal vez...

-Cielo...

Se gira hacia su izquierda y ve a Fede.

-Conseguí a alguien que me puede prestar el auto.

-Genial, gracias Fede.-Se levanta y le da un abrazo. Es un abrazo corto, pero el tiempo que duró Cielo pudo verlo. Ahí estaba. Atrás de Federico, sonriendo, con malicia. Mirándola, como si fuera...un juguete. Un juguete con el que va a poder utilizar para satisfacerse, sea como sea.

Un escalofrío le recorrió la espalda y cuello.
¿El es el prestador del auto?
Seguro, ya que se está acercando hacía ellos, todavía con la sonrisa y la mirada a la que Cielo ya le teme.

-Hola.

Si. Es él. Lo sabe. Cielo lo siente. ¿Por qué él? De todos los que había en la casa, ¿El tenía que prestar su auto? ¿A él tenía que pedir ayuda Federico?

-Cielo, él nos presta su auto.-Le dice Fede. Pero Cielo ya lo sabe, lo supuso.

Se le forma un nudo en la garganta. ¿Qué puede hacer ahora? ¿Empezar a gritar que fue él quien drogó y quizá violó a su amiga? Pero eso ella no lo sabe del todo. No sabe realmente lo que sucedió hace un poco más de una hora en aquella habitación. Que la haya drogado puede ser cierto. Pero quizás Valeria estaba consciente de eso. Ella quizá quiso drogarse junto aquel ser que emana terror. Aunque eso Cielo tampoco sabe con exactitud. No sabe nada. No sabe qué hacer. Cómo reaccionar. Está atónita.

-Cielo, ¿hola?-Habla Federico, sacándola de sus pensamientos.

-Ah, hola, si, esta bien. Bueno vamos.- Esta totalmente nerviosa. Pensar le hace doler la cabeza.
El chico tenebroso no hace más que mirarlos mientras cargan a Valeria hasta afuera, llevándola hacia su auto.

-Hey Cielo, ¿Te molesta si viene con nosotros?-Señala Fede al dueño del auto. Al dueño del terror interno que tiene Cielo por su culpa.

¿Si le molesta pregunta? Obvio que le molesta, le espeluzna.

-Em, preferiría que se quede, que solamente vos nos acompañes Fede.- Le susurra a su amigo.

-Bueno, lo que pasa es que me presta su auto pero con la condición de que él maneje.

¿Qué?

Bueno, definitivamente era el peor día de su vida.
Cielo no puede creer que su miedo la haga ser tan estúpida. No puede reaccionar como ella quisiera. No puede ir y romperle el culo a ese que estuvo con su amiga. No puede. Lo ve y se aterroriza. No entiende igual el por qué. El miedo no le puede ganar al enojo, a la impotencia que tiene por haber encontrado a su amiga así, por su culpa. Seguramente por la culpa de él.
El miedo le gana. Siente que esta siendo egoísta, ya que a cuasa de su miedo está dejando que esa persona, que ya le da asco de solo mirarla, los lleve a la casa de ella. Y ahora se odia a ella misma, ya que cae en la cuenta que los esta llevando a su casa. Así que sabrá dónde vive.
Esto va de mal en peor.

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