III

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Elsa no podía creerlo, recogió sus cosas (un cepillo de dientes, de cabello y una toalla) para poder irse a su "nueva cabaña". Todo el mundo parecía tratarla con asco y repugnancia. Llego a la cabaña numero 18.

Toco dos o tres veces. Noviembre de atrás de la puerta se escuchaba, y al final se vio al ore lado del marco de la puerta.

El tipo, o como le dijo Chiron, "Jack" le sonrió arrogantemente. —Hola, pensé que nunca llegarías— mencionó antes de quitarle sus "cosas" de la mano y haciéndose a un lado para que pueda pasar.

La cabaña, como afuera, se veía caso toda llena de escarcha. Parecía estar bajo 0 grados Celsius, pero no lo sentía, lo cual se le hacía algo sorprendente.

—Tu cama está ahí, en la sala— mencionó casualmente mientras acomodaba sus cosas e el baño.

—¿Tienes sala?— pregunto sorprendida. El se rió levemente. Una risa normal y casual. Nada de arrogancia en ella.

—Pues cuando eres el único que habita aquí, hay mucho espacio, por lo que me queda mucho espacio para implementar cosas que otras Cabañas llenas, no pueden tener—. Todo lo que decía tenía tanto sentido. Sin embargo, se le hacía un poco egoísta.

—Y... ¿Hay muchas Cabañas así?— pregunto Elsa.

El río de nuevo, —Claro, sobretodo las cabañas de los tres grandes—. ¿Los tres grandes?

El notando su confusión, respondió su pregunta internal, —Los tres grandes, son las cabañas de los tres dioses más poderosos, Zeus, Hades y Poseidón— Dijo mientras un trueno se escucho a lo lejano.

Ella solamente asintió y se sentó en la orilla de su "cama". Ósea, el sillón.

El frunció el ceño.

—¿Estás bien?, Pareces conflictiva— pregunto él mientras se sentaba al lado de ella, sumiéndola un poco.

—No es que sea vanidosa, ¿pero porque todos me rechazan?— el la miro con ojos grandes, se aclaró la garganta y sería el sereno, pero ella juró ver a sus mejillas tintarse un poco de carmesí.

—Uh... No sé cómo decirte esto, pero eres imposible de rechazar, digo, cualquier chico estaría loco por ti porque estas bonita y tienes buen cuerpo, no que eso importe, pero es elemental y- ¿Porque te ríes?— pregunto irritado.

Ella algo divertida negó con la cabeza, —No me refería a ese tipo de rechazo, me refiero al rechazo que me dan los demás campistas— dijo mientras se reía un poco al final de la oración.

Su "Ohhhhhh" se pudo ser presente mientras ella seguía riéndose. Ya cuando se aclamaron un poco de reír. El seriamente la miro.

—Mira, no sé cómo decirte esto pero, tú mamá hizo algunas cosas las cuales no debía— mencionó mientras tomaba un de sus mano el la de el.

—¿Cómo que cosas?— pregunto en bajo. Aunque no sabía porque hablaban en ese tono de voz.

—Cosas Elsa— Dijo mientras la miraba tristemente.

Una concha se hizo escuchar, dando entender la hora de cena.

El suspiro y miro hacia abajo, perdiéndose en un cierto punto. Parte de su cabello blanco aterrizó en su cara, lo que hizo que se viera como un bello ángel.

—Después te lo explico todo, ¿sí?— dijo en tono amable. Antes de salir Elsa se percató de su mano todavía en la de el. Sosteniéndose con fuerza. Ella sonrió, quizás no era un chico tan malo después de todo. Ella sin previo aviso la ser separo su mano de la de el.

—¡Oh!, lo siento— dijo apenado cuando llegaban hacia su mesa. Tiro parte de su porción a la fogata, dándole gracias a Hermes por el hospedaje, y pidió por su madre. Aunque no sabía porque, supuso que era por educación.

Pudo ver a su hermana, prima y amiga en la mesa de Hermes todavía. Les saludó con la mano y ellas le regresaron el gesto.

Mientras comían, no platicaban mucho, concentrados mucho en su comida.

Al terminar, Chiron habló otra vez. —Bueno hoy quiero decir-,— pero fue cortado por un coro de "Oh's". En la mesa de Hermes Mérida había sido descubierta.

—Semidioses y semidiosas, Mérida DunBroch, bendecida de la diosa Artemisa—














Gina Triste Vainilla

Falling For You (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora