Inmediatamente extiendo la mano hacia mi teléfono y le marco a Arturo, contesta al tercer timbre.
-¿Mande?
-Hey, ¿de casualidad recuerdas cual era el apellido de Samantha?
-¿Entonces para eso me llamas?- se notaba algo de disgusto teatral en su voz- ¿para recordarme lo patético y solo que estoy?
-No creo que tenga que llamarte para que pienses en eso, ¿puedes responder la pregunta?
-Hasta donde recuerdo era Cardozo, ¿por qué la pregunta?
Coño.
-Nada, nada. Quería saber en cual sería el segundo apellido de mis hijos - estaba respondiendo algo atropelladamente cuando le tranqué el teléfono, mientras más tiempo se mantenga pensando en Samantha menos pensará en mi. O peor, en Amelie.
En el camino de vuelta a mi apartamento pensé en el chisme que debe haber sido mi abrazo con Amelie, sería bueno crear alguna especie de distracción, Amelie no tiene la más remota idea de que me gusta, y me gustaría que se mantuviese así un tiempo.
Okay. ¿Cuál es el plan ahora?
Como respondiendo a mi pregunta, mi teléfono vibra por un mensaje entrante. Amelie.
Es la primera vez que me llega un mensaje de la chica que me gusta y estoy consciente de que es ella, una especie de electricidad me recorre el cuerpo mientras abro lo leo, dice:
«Acabo de llegar a mi casa, te llamaré a las 2:30pm, bon appetit monsieur Thomas»
Evidentemente le gusta Francia, anotado.
Su «bon appetit» me recuerda que tengo bastante hambre, me dirijo a mi cocina donde me espera la carne que saqué del congelador anoche, una de las ventajas de vivir solo es que puedo tener una dieta nada saludable sin que nadie presente queja al respecto.
¿Ah? ¿Olvidé mencionarlo, cierto? Vivo solo. Es una historia divertida.
Mi hermano escribió su tesis para la universidad, y uno de sus profesores la envió a un colega que trabajaba en un instituto alemán, al principio como que no le dieron mucha importancia, pero aparentemente justamente estaban haciendo unos estudios con celdas solares, y algo que había puesto mi hermano en su trabajo los ayudó, entonces lo becaron para hacer un doctorado allá, y mi mamá vio conveniente acompañarlo, no tengo quejas al respecto, mi mamá nunca estuvo precisamente contenta con su trabajo acá, y es mejor para la economía de la familia que yo viva de cambiar euros en el mercado negro. Bueno, que mi tío cambie los euros que manda mi hermano en el mercado negro.
Just Venezuela things.
Veo el reloj, marca la 1:15pm, aún tengo tiempo.
Preparo mi almuerzo de la manera más sencilla que se me ocurre, acompaño mi carne con una ensalada que ya estaba preparada en la nevera, para la 1:30 ya mi comida está servida.
Nada fuera de este mundo, pero para lo «peculiar» que había sido el día, agradecí tener un almuerzo común y corriente, o al menos uno comestible.
Una vez termino, lavo la cocina, una de las condiciones en las que más énfasis hizo mi madre para dejarme quedar sólo en la casa fue que la mantuviera limpia, platos, hornilla, mesa, basura.
Mientras cachifeo, escucho a mis vecinos de arriba discutir, ya es costumbre que la pareja pelee por cualquier cosa, cada vez con más frecuencia, hasta donde tengo entendido tienen un hijo, no tengo el valor suficiente para pedirles que se callen, pero no puedo dejar de sentir pena por el chico, debe ser una situación difícil.
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Es mejor que no lo sepas.
RomanceUna historia que lleva cavilando en mi imaginación desde hace muchas noches, y de la que tengo curiosidad si podría llegar a gustar.