-¡Vayan acabando! -nos apuró el profesor de matemáticas- Quedan diez minutos.
Releí por quinta vez el último problema que me quedaba. Lo había dejado para el final precisamente porque era el más difícil y valioso, y quería planteármelo con calma.
Pero quedaba muy poco tiempo y estaba demasiado nerviosa. No podía pensar con claridad. Me lié tres veces con los datos del problema y empecé a pensar que no tenía ni idea de qué narices estaba haciendo.-¡Cinco minutos! -insistió de nuevo el profesor poco después-
¿Cinco? A mi no me parecía que hubieran pasado más de dos.
Sabía que no lo iba a conseguir por mucho que me empeñara, así que entregué mi examen y me senté a esperar que tocara el timbre.
Helen Blue, que me había seguido con la mirada durante el regreso a mi sitio, juntó su mesa con la mía para poder preguntarme en voz baja qué tal me había salido.-Bien, supongo... Juraría que estoy aprobada -respondí-. ¿Cómo te fue a ti?
-Mejor de lo que esperaba -aseguró despreocupada-. A lo mejor no suspendo esta vez.
-¿Pudiste hacer el problema de la diseñadora de ropa?
-¡Qué va! -Helen se rió como si fuera una idea ridícula- Ni lo intenté. No había por dónde cogerlo.
-Me alegra saber que no soy la única.
-¿Han entregado ya todos? -preguntó el profesor en voz alta al ver la pequeña multitud que se estaba formando en torno a la puerta-
-¿Qué toca ahora? -le dije a Helen-
-Francés -afirmó sin pensárselo-. Vamos, quedan treinta segundos.
En seguida estábamos esperando también frente a la puerta a que tocara el timbre. Helen iba contando los segundos con su reloj.
-Tres -murmuraba ella con una sonrisa divertida-, dos, uno...
Tal y como ella predijo, sonó en ese momento. La puerta se sentía demasiado estrecha mientras intentaban salir todos a la vez.
Helen y yo, por nuestra parte, aguardamos a que pasaran los demás antes de hacerlo nosotras. Preferíamos eso que andar a empujones.-Ve tirando para la clase y coge sitio, porfa -me pidió-. Yo tengo algo que hacer antes.
-Claro. Ahora nos vemos -me despedí.
Helen salió corriendo en la dirección contraria a la mía.
Todavía no estaba la profesora cuando llegué. Junté dos mesas en el centro de la primera fila, puse mi mochila sobre una de ellas para que los demás pillaran la indirecta y me senté en la otra a esperar.-¿Ya habéis encontrado vuestros disfraces para la fiesta, chicas? Porque yo sí tengo el mío -comentaba Lucy Taylor a sus amigas mientras ocupaban las mesas que había detrás de mí.
-¿En serio? -contestó Susan preocupada- Yo voy a verlos esta tarde. Aún no sé de qué disfrazarme este año.
-Pues date prisa en decidirte, queda una semana para Halloween -le recordó Lucy en un tono que dejó ver lo marimandona que era.
-¿Y qué disfraz tienes tú, Lucy? -dijo Rose-
-Eso lo descubriréis el día de la fiesta -sentenció Lucy triunfante, seguramente porque estaba deseando que le hicieran esa pregunta-. Quiero mantenerlo en secreto hasta entonces para darle una sorpresa a Jason y conseguir que se fije en mí. Ya lo veréis chicas, es espectacular. Halloween va a ser mi noche.
Uh. Será que Lucy Taylor no me caía bien, pero es que me daba asco oírla hablar. Siempre tenía que ser el centro de atención y no se le podía llevar la contraria. Por no hablar de de esos insoportables aires de superioridad.
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Una fiesta terroríficamente divertida
Short StoryHalloween estaba a la vuelta de la esquina, y todos ya tenían planeado con quien irían de fiesta y de qué se disfrazarían. Pero Alice pasaba de las fiestas. Su idea de Hallowen perfecto era leer un libro de terror a oscuras en su cuarto, con una lin...