Capítulo 2: de compras

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A mi madre le extrañó que saliera un viernes por la tarde, porque yo no solía tener planes para el fin de semana.
Sonará penoso, pero yo no encajaba con ningún grupo de mi clase. Ni con el grupito de Lucy y sus pelotas amigas. Ni con "los graciosos", cuyas bromas no tenían gracia para mí. Ni con los empollones y su "club de las ciencias" (porque soy una negada para las ciencias. Aunque algunos eran chicos simpáticos, todo hay que decirlo).
Mi timidez no ayudaba tampoco. Así que yo iba a mi aire hasta que Helen llegó a mi instituto, ese mismo curso. Ella tampoco se relacionaba mucho con la gente de la clase, pero, a diferencia de mí, no se cortaba un pelo.
De hecho, a veces era demasiado sincera. Tanto que no se ganó la simpatía de nadie (excepto la mía, claro).
Helen se había hecho con su disfraz hacía una semana, pero quería acompañarme para hacer de "asesora".
Nos recorrimos dos tiendas de disfraces sin éxito. Todos los disfraces aceptables y que fueran de mi talla ya se habían agotado.

-No creo que encontremos ya nada, Helen. Sólo queda una semana y ya sabes cómo va esto. A lo mejor no debería...

-No te vas a librar de esa fiesta, mi querida Alice -Helen adivinó lo que estaba pensando-. Aún no lo hemos visto todo. Vamos a ir a una tienda que conozco, ¿vale? Es enorme y tiene que tener algo para ti... Y aunque no lo tuviera, seguro que podremos improvisarte algo -guiñó el ojo.

Helen no exageraba. El edificio tenía dos plantas, como si la planta baja no fuera lo bastante grande. Las paredes estaban repletas de accesorios de todo tipo (pelucas, narices de payaso, parches, armas de plástico, sombreros...). Del techo colgaban guirnaldas decorativas acordes con la ocasión y una gran cinta en horizontal en la que se leía "¡Feliz Halloween!". En cada esquina había maniquíes exponiendo algunos de los disfraces que colgaban de percheros repartidos por toda la tienda.
En cuanto entramos, se nos acercó una mujer vestida con el uniforme de la tienda y una diadema de esas que llevan un hacha de plástico pegadas para que pareciera que se la habían clavado. Llevaba una placa con el nombre de Stella enganchada a la ropa.

-Buenas tardes -dijo Stella con energía y una radiante sonrisa-. ¿Puedo ayudarlas en algo?

-Sólo una pregunta, ¿qué tenéis que dé miedo y le quede bien a esta chica? -Helen me señaló con el pulgar-

-Las tallas adultas están por ahí -Stella señaló al fondo de la tienda-. Pueden mirar cuanto quieran. Y si suben a la planta alta, encontrarán más cositas. Para cualquier duda no duden en preguntarme a mí o a cualquiera de mis compañeras.

-¡Gracias! Muy amable... -Helen me empujó en la dirección que nos había indicado Stella-. ¿Lo ves? Creo que aquí tendremos más suerte.

Cada una empezó a rebuscar en un perchero diferente, cercanos el uno al otro para facilitar la comunicación.

-Bueno, ¿qué me sugieres? ¿Una bruja? ¿Vampiro? ¿Muerta viviente? ¿Algún tipo de mezcla extraña?

-Algunas mezclas podrían salir muy bien -Helen asintió sin apartar la mirada de su objetivo-. Mi primo suele hacerlas, ¿sabes? Estoy deseando ver lo que tiene preparado para ponerse este año.

-¿Y qué te vas a poner tú? Para no ir iguales.

-Tú no te preocupes por eso ahora... Hey, mira esto -Helen me tendió uno de chica pirata-. ¿Qué te parece? Con el maquillaje adecuado podríamos hacer que parezca que saliste de un barco fantasma -añadió con voz fantasmagórica.

Yo no lo veía. Ese vestido era demasiado corto para mí y demasiado colorido para hacerlo pasar por "pirata fantasma".
Helen me leyó la mirada y asintió resignada.

-Tienes razón. Este no pega para eso... ¡Oye! ¿Y este de bruja tan guay? Ah, que no hay de tu talla...

Durante diez largos minutos estuvimos recorriendo la gran tienda con la misma suerte de antes. Incluso curioseamos la planta alta, pero acabamos bajando con las manos vacías.
Al pasar entre los percheros de nuevo, me di contra un disfraz que sobresalía un poco del resto. La curiosidad me llevó a sacarlo para ver de qué era.

Una fiesta terroríficamente divertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora