Los otros seis se separaron de inmediato para buscar escondite mientras que yo estuve dudando un momento hacia dónde tirar. Era la primera vez que iba a esa casa y sólo conocía la entrada, un pasillo y la habitación donde se concentraba la fiesta. Ni siquiera sabía cómo llegar al cuarto de baño.
Helen me hizo señas desde las escaleras que llevaban al siguiente piso. Al final de las escaleras te encontrabas un pasillo lleno de puertas.-Tú ve por ese lado -me sugirió- y yo iré por el otro. Pero no te metas en esa habitación del fondo. Es el cuarto de mi prima, su fortaleza secreta. No le gusta que la invadan.
-Gracias, amiga. Nos vemos en cinco minutos.
Ella asintió y corrió a esconderse. Yo crucé la primera puerta que tuve a mano y... Oh, ahí estaba el baño. Como no había nadie mas ahí dentro, me lo adjudiqué y me quedé quieta y silenciosa detrás de la puerta, que estaba abierta para disimular.
El murmullo de los mayores que se escondían quedó silencioso en cuanto Mel gritó "¡Se acabó el tiempo!" y empezó a correr por toda la casa.
Primero registró el piso de abajo, pero parece ser que todos estábamos arriba. Subió las escaleras de una forma amenazadoramente tranquila, como si no le importara el límite de tiempo, y empezó a abrir y cerrar puertas.
Entonces llegó a donde estaba yo. El corazón empezó a latirme mas fuerte. Pero parece que se lo pensó mejor, porque no se adentró del todo. Oí sus pasos alejarse, y luego se rompió el silencio.-¡Sarah! -exclamó ella- ¿Qué haces en mi cuarto?
Escuché cómo los demás empezaban a salir, así que yo también me descubrí. El reto había acabado.
-Perdona -se disculpó Sarah-. Entré sin caer en dónde me metía. Ni siquiera encendí la luz... Te lo compensaré. Te invitaré a una pizza de las grandes.
-De barbacoa -le recordó ella.
-Sí, de barbacoa.
-Guay. Toma -le tendió la placa a Sarah-, ahora vas tú.
De vuelta junto al juego, Sarah sacó una tarjeta de verdad.
-¿Cuándo fue la última vez que...? -leía ella.
El teléfono nos sobresaltó a todos. Nate se levantó a bajar el volumen de la música y descolgó el teléfono.
-¿Quién es? -Nate frunció el ceño- ¿Hola? ¿Quién habla?... Mira, no sé quién eres. Pero te puedes ir a la mierda con tus bromas telefónicas -le soltó irritado.
-¿Qué pasa? -preguntó Mel, sorprendida por la repentina agresividad de su hermano.
-A ver si adivino. Era el típico que finge ser un asesino en serie -comentó Tess.
-Algo así, sí -Nate rodó los ojos.
-¿Quién haría algo así? -pregunté escandalizada.
-Es Halloween -me recordó Helen-. A la gente le mola gastar bromas terroríficas en noches como...
-¿Qué es eso que suena? -la interrumpió Luke.
Todos prestamos atención a cualquier sonido fuera de lo común, pero no oíamos nada. Nate quitó del todo la música para escuchar mejor. Toda la casa estaba silenciosa.
-Se te va la olla, Luke -le regañó Tess-. Todo está bajo control.
-¿Qué es lo que dices que oíste? -le preguntó Mel.
-Pues...
En ese momento se escuchó. Era una especie de gruñido. Un feroz y peligroso gruñido.
-Eso -nos indicó Luke girando sobre sí mismo en busca de la fuente de aquel sonido-. ¿Qué es esa cosa?
-¿Y de dónde sale? -añadió James.
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Una fiesta terroríficamente divertida
Short StoryHalloween estaba a la vuelta de la esquina, y todos ya tenían planeado con quien irían de fiesta y de qué se disfrazarían. Pero Alice pasaba de las fiestas. Su idea de Hallowen perfecto era leer un libro de terror a oscuras en su cuarto, con una lin...