KM 0
Era un día cualquiera, en la Carretera de la Aguas. No era un día para salir a correr, pero este Joven iba a subir para quemar unas cuantas calorías, no era un Joven muy atlético, pero conseguía hacer diez kilómetros sin demasiados apuros, precisamente la distancia entre el paso elevado, junto al camino Gírgola y la Plaza de las Fresas, punto de partida del recorrido. Solía subir para sudar un poco, mantenerse algo en forma y perder algún que otro kilo de más. Aquel día cogió la moto.
- Adiós papa voy a correr, cojo la moto.
Le dijo desde el recibidor del piso.
- ¿Con la moto?
Respondió el padre que estaba en el salón, de fondo se escuchaba la tele, estaban dando las noticias.
- Y ahora damos paso al tiempo.
- No papa, solo para ir a las Aguas.
A la Carretera de las Aguas, se la solía llamar las Aguas. Para abreviar.
- Bueno no tardes, que en media hora me pongo a hacer la cena.
El Joven cerró la puerta, y se puso a bajar las escaleras...
- Para esta noche se espera la llegada de un frente tormentoso por el sur...
Vivía con su padre, un cincuentón viudo. Su pobre mujer murió de cáncer de pulmón, culpa de tantos años fumando una cajetilla de tabaco diaria, y tuvo que arreglárselas para sacar adelante a su hijo de tres años. La hipoteca de la casa, el banco casi le desahucia, tras la muerte de su mujer, los ingresos cayeron en picado y el sueldo apenas llegaba para subsistir. Conseguir un trabajo, que cada vez estaba más complicado, para hacer frente a todos los gastos fue tarea complicada. Y llenar el vacío que su mujer había dejado.
El joven cogió la moto, y puso dirección a las Aguas, era una moto sencilla, el presupuesto no daba para más. Una vez salió de la locura circulatoria de la ciudad, para llegar, es necesario subir a la montaña por una carretera que lleva al mirador. Una explanada donde los turistas sacan fotos, las parejas suelen juntarse más de lo normal y de vez en cuando se organiza alguna fiesta.
Todavía era de día, pero no tardaría en oscurecer, así que hoy, no paró en el bar que hay antes de la subida, el Nowayout, que solía estar frecuentado por vecinos del cercano barrio y algún que otro despistado, pero hoy tenía prisa, acelero un poco, hoy no había tráfico, bueno, generalmente no había mucho tráfico, al final de la carretera que lleva al mirador, no hay nada más, solo el mirador, y luego el camino que llega a la Plaza de las Fresas, punto de salida de todos los deportistas, corredores, ciclistas, paseantes, y turistas con ganas de tener otra perspectiva de la ciudad. En el bar alguna vez coincidía con otros corredores, o quedaba con algún amigo para echar un trago o jugar alguna partida al futbolín, y de vez en cuando algún vejete con unas copas de más contaba alguna que otra historia,
- ...piii, piiiiiiii...
Pasó un coche muy cerca de el..
- Ufff, menudo susto.
Apurando la curva a izquierdas, le había aparecido un coche, menos mal que pudo rectificar a tiempo, la moto no era gran cosa, una Honda Wave de 125cc, pero él la tenía por la mano, solía quedar al otro lado de las Aguas con un amigo que era un manitas de la mecánica, para poner la moto a punto.
- Hoy no hay coches aparcados, bueno, a ver si en la plaza hay alguien.
Hoy no había coches en el mirador, a veces estaba lleno y otros días, nada, los sábados sobre todo a primera hora imposible subir en coche, y la moto, bueno, a duras penas, entre semana ya dependía, no se sabe muy bien de qué, pero dependía, hoy no dependía. La plaza estaba a escasos quinientos metros del mirador, no se podía ver directamente, ya que la carretera hacia varias curvas, escondiendo la plaza, que quedaba resguardada por el bosque, que ya era algo frondoso.
- Bueno, por fin llegué, guardo el casco, me quito el cortavientos, a ver el cronometro, pulsaciones, creo que hoy me saltaré los estiramientos, ya los haré a la vuelta en casa, bueno, una flexión por aquí, otra por allá, ya está. Ale a darle caña que es de goma.
Caña, caña, ... solo había empezado y se adentro por el camino en la espesura del bosque...
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Historias de la Carretera
Mister / ThrillerCada día cientos de personas pasan por la Carretera de las Aguas, hombres, mujeres, jóvenes, mayores, de día, por la noche, corriendo, andando, en bici, cada uno con una historia que contar, por muy increíble que esta parezca.