Regalo

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La castaña entro a su habitación la tarde del siguiente día y alzo las cejas, sorprendida, al ver la misma caja azul que la había dado la bienvenida. Se mordisqueo el labio inferior y se acerco hasta la cama donde la caja reposaba inmóvil. 

Escucho el leve maullido del gato que tenia a su disposición en ese momento. Sonrío y la acaricio el pelaje suave cuando se froto contra su pierna. Aunque a Tobias no le gustaban los animales se sintió totalmente satisfecha en dejarle cuidar la gata. Volvió a posar su vista en la caja y un fino dedo trazo la cubierta azul claro, acaricio la tapa y con un leve movimiento la abrió.
Como la ultima vez que la había visto, su contenido era una carta de papel, un par de tacones negros y algo envuelto en un papel suave y aterciopelado. Se mordió mas fuerte el labio, ya rojizo, con curiosidad y abrió la carta.




«Gatita,

Quiero darte como muestra de agradecimiento un pequeño regalo. Se que te sometan a pasar un mes teniendo sexo con casi un extraño no debe ser nada agradable, pero por lo visto estas comenzando a acostumbrarte a ello y me agrada de esa manera.

Cenaremos juntos a las siete en un famoso restaurante francés de aqui, revisa el resto de la caja y quiero que te pongas eso esta noche. Hazlo por mi, gatita.

nos veremos en unas hora.

Tobias
»



En vez de romper la carta, doblo esta con delicadeza y la volvió a guardarla en la caja. Saco el envoltorio y lo abrió como un niño con sus regalos en la noche de Navidad. Contuvo el aliento y una sonrisa se formo en sus labios la gata maúllo y Lynn le dio su atención.


-Hermoso, ¿no? También me gusta -le dijo al felino con la misma sonrisa.


Un vestido corto color rojo sangre destacaba entre sus pálidas manos. Observo con precisión el profundo escote que se notaba y se imagino poniéndoselo, como había dicho, para el. Luego saco unas braguitas de encaje, del mismo color rojo.
Vale, la lencería era sexy pero había pensado a creer que a Tobias le gustaba mas sin nada, aunque la mera idea de salir con un vestido corta sin ropa interior era un poco incomoda pero le parecía sexy.


Volvió a guardar el vestido conteniendo el impulso por probárselo, de alguna manera u otra sabia que le quedaría como un guante.

One Month Of PleasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora