En el veo a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, que me esperan en el Valhalla, donde los valientes vivirán por siempre...
—Siento mucho lo que pasó, Hipo —me dijo, cabizbaja.
La verdad, es que todavía no podía creer lo que estaba sucediendo. Cualquiera de nosotros pudo salvar a Liv, pero fue tanta la sorpresa que ninguno reaccionó a tiempo, ni siquiera yo. Estábamos completamente idos, Astrid fue más productiva estando en peligro, no le importó. Estoy realmente agradecido, salvó a mi niña, mi único recuerdo de Liv, y aunque me di cuenta que no era amor lo que sentía hacia ella, estoy seguro que la quería mucho, porque ella me ayudó con mi depresión de aquel entonces. Ahora, solo una persona es capaz de reanimarme, pero me parece una falta de respeto a mi antigua pareja, quien acaba de irse de una manera muy cruel. Lo menos que puedo hacer, es guardarla en mi memoria.
—Yo también lo siento, pero... siempre he sido de los que piensan que... las cosas pasan por algo —miré a Aria, quien estaba dormida —, y si los dioses decidieron llevarse a Liv, es por algo.
Nuevamente, bajó su mirada. Deberían pagarle por cada vez que evita mi mirada.
—Me voy a ir de viaje por un tiempo —hablé, con los brazos cruzados y la mirada en ella —. Sé que Aria me necesita más que nunca, pero yo también necesito despejarme de todo lo que tengo atorado aquí —toqué mi corazón —. Quiero liberarme de todo estrés. Volver y dedicar todo mi tiempo a Berk, como solía hacerlo.
Ahora tengo otra responsabilidad, y es Aria. Liv y yo ya teníamos planes, ella cuidaba de Aria y yo me hacía responsable de Berk, pero ahora que ella se fue, tengo mucho trabajo. Es por eso que quiero este viaje. Relajarme y venir con toda la actitud, porque será demasiado trabajo.
—¿Quién cuidará de la niña?
—Mi madre. Muchas señoras se han ofrecido a ayudarla también, sola no va a estar, pero me daría más confianza que...
—Perdón que te interrumpa, pero tengo una duda...—por fin me miró a los ojos —. ¿Por qué me dices todo esto?
Suspiré:—Me gustaría que te quedarás más tiempo aquí, para que le hagas compañía a mi madre. Sé que pensabas irte ya hace mucho tiempo, pero cada situación te hacía quedarte aquí —tragó saliva. Se sentó en una silla y pensó por varios segundos.
—Es verdad que pensaba irme desde hace semanas, pero tratándose de tu madre simplemente no me puedo negar. Ella ha hecho mucho por mí, y yo se lo debo. Cuenta conmigo —sonrió. ¡Por Thor! Su sonrisa era lo más hermoso que pude haber visto después de aquella situación. Necesitaba ver algo bonito después de tanto.
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Me encontraba en los cielos, junto a mi mejor amigo. ¡Como extrañaba esto! Sentir el aire golpear mi rostro, y la humedad que había allá arriba por todas esas nubes llenas de agua. Ver las islas desde arriba y admirar el mar tranquilo de la noche.
—Extrañaba esto, amigo —me recosté en la espalda de Chimuelo, y disfruté la sensación del frescor en mi cara.
Cerré los ojos por un largo rato, pero al momento de abrirlos, una enorme luna captó mi atención. Mi corazón comenzó a latir con frecuencia, de alguna manera, me sentía completo.
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—Astrid, ya es tarde.
—Lo sé, pero no me podía ir sin antes ver esta bella luna.
—Veo que eres una gran amante de ella. Hipo todas las noches se recostaba en la playa y la miraba como si fuese algo importante para él. Muchas veces, se relajaba tanto que terminaba dormido en la arena.