Volverás a tomar el papel. Quitarás el seguro del cajón y sacarás la pluma, esa pluma azul que te regaló el día que publicaste tu primer libro. Probarás la tinta en la orilla de la hoja. Escribirás su nombre, quizá escribas el tuyo a un lado, quizá hagas un acróstico con el nombre de ambos entrelazado, no importa, será sólo para comprobar que aún tienes tinta. Será un 17 de noviembre a las 17 horas. Regresarás a escribir acerca de ella. Otra vez."Escribiré sobre un personaje, una "ella", que por razones azarosas conoce a un personaje él (él). Se verán en la plaza de un pueblo. Él habrá tenido el suficiente valor, basado en las características psicológicas del personaje, para acercarse a Ella e invitarle un poco de ilusión (la ilusión estará representada por un algodón de azúcar). Ella lo aceptará, tendrá que ser claro que al personaje Ella le interesa él, que quiere pero que no quiere. Le regalará una sonrisa arrugando el lunar de su mejilla y seguirá su camino por la avenida principal. Él habrá entendido el mensaje, se colocará del lado derecho de la acera y caminará a su lado, desprevenido de lo que le espera, se notará que sus ganas de vivir son muchas, que es valiente, que su insistencia es su herramienta de seducción. Caminarán hasta la noche, Él estará feliz, Ella se habrá culpado por no decirle a Él su verdad, guardará silencio, vivirá el momento. Se despedirán a la orilla del río, Él querrá besarla, Ella se negará y le dará una justificación absurda, se me ocurre que será "Tenemos diferente religión" "No tenemos nada en común" o "No estoy lista" una frase
"que aclarará que Ella quiere comprobar que Él está interesado en ella. Cuando Él se haya marchado, Ella podrá liberar la tensión y reconocer que Él le gusta, que disfrutó su compañía. Luego tendrá que callar de nuevo, cuando entre a su casa y su marido la esté esperando, con esa paciencia que caracterizará al personaje, con la cena servida y ninguna pregunta. Ella sentirá culpa, cenará con su marido en silencio. A la hora de dormir, se acostará del lado derecho de la cama (aunque ella siempre haya preferido el izquierdo), depositará un beso insípido en la mejilla de su marido y al escucharlo roncar, Ella abrirá los ojos y le pedirá a su Dios en voz queda, la oportunidad de ver a Él otra vez.

El amor es solo una hermosa mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora