(3) pared

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"Cariño, la tierra bajo tus pies y las cicatrices alineadas en mis rodillas son lo que me mantienen en movimiento. Si me quiebro en las calles y no puedo ver ninguna señal, eres la brújula que necesito. Eres la cocaína que necesito en mis venas. Eres la luz brillante, una luz de luna constante. Eres el viento del Norte que me llevará a casa. Eres la mujer que he andado buscando, porque eres cocaína en mis venas"

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Harold dirigió su mirada al suelo en cuanto relacionó toda la acción que ha tenido el club durante el último tiempo con la noticia que le entregó inocentemente Elizabeth. Trató de rememorar todo lo ocurrido durante unos segundos, pero la voz de la joven interrumpió sus sombríos pensamientos:

— De todas maneras tendré que ir al hospital — Dijo Beth mirándose su vendaje tratando de dejar ir la conversación anterior, pues notó la incomodidad de Harry.

— No. Para eso tienes a mi mamá, te curará las veces necesarias — Sentenció firmemente recordando la reunión de mesa que habían tenido los Hell's Angels hace un par de minutos, mientras curaban a la chica. La votación se concentró en que no dejarían ir a Elizabeth hasta que se aseguraran de que no asistiría al hospital y mucho menos a la policía, además aprobaron una acción de venganza en contra de los atacantes. Correría más sangre en Reno.

— No es eso lo que me preocupa. Necesito el permiso para mi trabajo, porque no quiero que me despidan... de seguro necesito un auto nuevo también—

— Conseguiré un permiso, solo dame un día. Y tu herida te debe preocupar más, sangraste mucho y de seguro Anne necesitará curarte todos los días—

— Está bien, te agradez...—

— ¡Traje algo para que duermas! — Anne interrumpió la conversación entrando precipitadamente por la puerta con un bulto en sus manos. Elizabeth pudo distinguir que se trataba de ropa y Harold pudo distinguir que se trataba de su ropa.

— ¡Oh! Se lo agradezco, pero no me quedaré—

— Te quedarás— Dijo el ángel quitándole a su madre la ropa que tenía en sus manos para arrojarla en la cama. Tanto Elizabeth como Anne notaron su cambio de humor.

— ¿Qué dijo Vinny? — Preguntó Anne ya sabiendo la respuesta.

— Que se quede. Hay que asegurarse que no hable — Respondió seco mientras hundía sus manos en su cabello y dirigía su mirada a Beth.

                Elizabeth se estremeció y decidió extender su mano hacia la ropa que estaba posada en una esquina de la cama negra. Extendió una polera blanca, bastante grande, y se la puso sin participar en las miradas cómplices de los dos otros seres que estaban en la habitación. Sin embargo, la curiosidad la mataba. La mirada que el motociclista le dirigió a su madre cuando mencionó lo que 'Vinny' había dicho fue de una clara impotencia, por lo que seguramente Harold se vería forzado a hacer algo que no quería. Quizás no me dejarán salir jamás, pensó.

— ¿Hablar qué? — Susurró Elizabeth bajando su mirada por sus pensamientos y temiendo de la respuesta.

— Cariño, no debes preocup... — Exclamó Anne, pero fue interrumpida.

— Vinny es el vicepresidente del club y Roch es el presidente. Ambos levantaron la moción a la mesa de que te quedaras para la seguridad del club... y la tuya, obviamente. No tienes como irte, estas herida y necesitas que te cuiden— Explicó Harold

— Debo irme. Necesito descansar, y no es por ofender, pero la habitación negra y con una calavera en llamas no sé si ayude mucho a olvidar lo que pasó — Dijo rápidamente la joven, atacada por la verborrea y pasando sus manos por su rostro. Se encontraba bastante nerviosa y, definitivamente, no quería quedarse en la casa club de los motoqueros-delincuentes más conocidos y temidos de todo Nevada.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2016 ⏰

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