Capítulo 13

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Canción: Twenty One Pilots: Heathens

Llegué a mi casa a las 4:57 a.m. Lloré por horas mientras le contaba a mi mejor amiga lo que es de mi vida si no están mis padres, y ella rápidamente entendió lo que sentía. Le conté el gran hueco que dejó DeadShot en mi corazón, y al parecer también lo entendió, después de todo lo que ella ya ha pasado en el amor. Y por ultimo, el noviazgo que tengo con Kevin, la verdad no sé si lo amo, creo que en ese momento el coraje fue suficiente como para hacerme cambiar de opinión en un abrir y cerrar de ojos; pero el daño que me ha hecho DeadShot merece que sufra, aunque lo dudo, ya que se andaba besuqueando con la estúpida niñera de su hija.

Creo que si no hubiese sido un completo idiota, él y yo seriamos algo mas ahora mismo. Sacudí mi cabeza para eliminar estos tontos pensamientos, y me fui a dormir, merecía una siesta después de todo.

(...)

Toc Toc Toc

Abrí mis ojos al escuchar que tocaban la puerta. Me senté en la orilla de la cama, provocando que mis pies tocaran el frío suelo y que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Tome una bocanada de aire y grité.

— ¡Ya voy! —Dije mientras me restregaba mis ojos y bajaba corriendo las escaleras.

Le quite los seguros a la puerta principal. Giré la manija y observé a mi mejor amiga con una bolsa llena de armas, granadas, armaduras y más.

— Pero que... —Dije extrañada.

— Pero nada, arreglate con tu traje de villana, tenemos una misión — Interrumpió.

— Esta bien, pero aun sigo sin entender para que quieres que me vista como villana, y tampoco entiendo porque llegas de imprevisto con una bolsa llena de armas, gritando "vistete con tu traje de villana" —Fruncí el ceño.

— Vamos a buscar a nuestros padres... —Susurró.

(...)

Me puse mi traje de villana. Hace mucho tiempo que no lo usaba, desde la vez que DeadShot y yo cometimos la peor estupidez. La estupidez de la cual nunca estaré arrepentida.

— Ya estoy lista —Dije modelando mi atuendo.

En eso salió mi amiga, con un traje negro como el de CatWoman. Sonrió.

— Yo igual —Tomó la bolsa con armas y la metió a mi auto. Era un Ferrari, un poco raro viniendo de mi padre, ya que el me lo regaló.

Metí comida, la comida nunca debe faltar. Cargué con bolsas, bolsas y mas bolsas. Y cuando el auto quedó lleno, avanzamos.

(...)

Tres días despues

— ¡A donde carajos tenemos que ir! —Grité.

— ¡No sé! ¡Por eso te pedí ayuda, para que me ayudaras a encontrarlos, no voy a hacer yo todo Quinzel! —Gritó desesperada. Me bajé del auto, ya no la soporto. — ¡¿A donde diablos vas?! —Gritó.

— A un lugar donde no tenga que soportarte —Dije con un tono frío.

— ¡Como quieras! —Gritó.

Aunque no les dije donde nos encontramos ahora mismo, sé que mas o menos se hacen una idea. Estamos varadas en medio del desierto, y la tonta de mi amiga tiene la culpa. No puedo creer que la haya seguido, ¡ni siquiera ella había planeado este viaje!.

Ya había oscurecido, y estaba cansada de tanto manejar. Me metí a el auto, mi amiga ya estaba dormida, y yo hice lo mismo. Dormí plácidamente.

¡Hola chic@s!

Estoy un poco feliz por actualizar. Como les dije me hackearon la cuenta. Y esta historia no tiene ni una sola leída. Por favor ayudenme como le hicieron con la otra historia. Los necesito tanto.
Los amo.

Atentamente: Una feliz, pero a la vez triste porque no le leen, Wendy.

Amy Quinn »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora