#doce: "Embarazada"

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Supongo que tendría que esperar hasta el lunes para hablar con él. Eché un último vistazo al restaurante, pero en una de las cristaleras consigo distinguir una mata de pelo rizado, está de espaldas aunque podría apostar lo que fuese a que era él.

 Me adentré al local, miré en mi cartera si llevaba suficiente dinero para aunque sea una coca-cola, tenía veinte euros, supongo que para algo de picar también tendría.

Me acerqué a un camarero.

-Perdona, ¿Una mesa para uno?- Pregunté.

-Claro, sígame.

Caminamos hasta encontrarnos frente a una mesa bien decorada.

-Le dejo la carta para que escoja lo que guste, con su permiso.- El camarero se retiró.

Empecé a buscar a Harry, y lo localicé, se encontraba tomando nota de una señora mayor. Cuando tuve oportunidad, levanté la mano, agitándola para que se acercase.

 Él me miró sorprendido y se acercó.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó.

Lo miré, iba bastante arreglado, llevaba una camisa blanca donde podía ver unos cuantos tatuajes en su torso, unos pantalones negros de vestir y unos zapatos del mismo color.

-Hola para ti también.- Le dije con sarcasmo.- ¿Podrías tomarte unos minutos libres para charlar conmigo?

-No lo creo, mi jefe es bastante estricto para hacerlo.- Respondió.

-Pues yo hablaré con él.- No me daría por vencida tan fácilmente.

-Como quieras…

Me llevó hasta un pasillo dónde se encontraban bastantes puertas, paramos en una.

-Aquí es.- Habló Harry.

Llamó a la puerta y entramos tras escuchar un “pase” del interior.

 La habitación era bastante grande, las paredes blancas contrastaban con los muebles negros y grises. Una mesa se encontraba en medio de esta y un gran sofá en una de las esquinas.

 Sentado en una silla delante de la mesa se encontraba su jefe, o eso suponía. Era un hombre de unos cuarenta y pocos años, aunque la barba le hacía ver más mayor. Llevaba puesto un traje muy elegante de un color grisáceo con una corbata color azul.

-Perdone las molestias pero necesitaría hablar con usted.- Dije educadamente.

-Muy bien, dígame señorita.

-Me gustaría hablar con su empleado, Harry, y me preguntaba si podría robarle unos minutos.

Él me miró con el ceño fruncido.

-Es importante.- Hablé otra vez.

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