Capítulo 8.

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Nirek se dio cuenta de mi mirada para con Julio y me apretó ligeramente la mano llamando mi atención. Vale corrió a saludar a su hermano y le susurró algo, a pesar de que Nirek empezaba a aplicar un poco más de presión en mi mano lo ignoré, supongo que debió reconocer a Julio por aquella única vez que se habían visto en la universidad, pero él...

Había llegado tarde.

Julio, había llegado muy tarde...

Nirek me soltó la mano para abrazar a sus padres, yo ignore a los míos y fui tras Julio y su hermana, no me importó, ya había cometido muchos errores, ¿Qué más daba otro más?

―Indira―habló con voz muy baja cuando estuve tan cerca de él que nuestros pies casi se tocaban.

Mi corazón se rompió.

―Julio...yo...

―Llegué tarde, ¿verdad?―Inclinó su cabeza hacia un lado mirándome con atención y tristeza ¿Por qué ahora?―.Estas hermosa.

―Gracias...yo...

La mano de Nirek se envolvió en mi brazo pero fui incapaz de mirarlo, sabía que era él por su aroma, por la textura de sus manos, por ser quien era y por sentirme intimidada ante la mirada que me taladraba la nuca.

―Nos vamos ahora―dijo cortante.

Sabía que estaba furioso por la mirada que yo le daba a Julio, pero él no era un hindú, podía mirarlo como quisiera, ¿no?

Tras la mirada asustada de Valeria retrocedí y miré a Nirek pero no a sus ojos sino a su barbilla, chasqueó y me tomó el rostro para que lo mirara, el desconcierto brillo en sus ojos chocolates, sutilmente retiré su mano y fui en busca de mi madre, pude sentir a Nirek detrás de mí pisándome los talones.

―¿Qué no me has escuchado Indira? Nos vamos...

―¿A dónde?―respondí apenas en un tono audible.

―No lo sé, a tomar algún vuelo o yo que se...

Me negaba a mirar a aquellos ojos chocolates acusadores.

―Dijiste que nos iríamos en dos días―repuse.

―Cambié de opinión.―Caminó hasta mí y me tomó de la mano arrastrándome entre las personas.

―¿Y la tradición de...

―No importa, ya estamos casados―me interrumpió bordemente.

―Quiero despedirme de mis padres.―Tiré de mi mano pero seguía atrapada.

―Ya lo saben.

―Pero...

―Hija, está bien, ve―dijo la voz de mi madre a mis espaldas y miré a mi padre, los abracé ¿A dónde iba? ¿A mi luna de miel?―Puedes llamarme mañana a mi celular, en unos días nos regresaremos a México, te veo pronto querida...

Me aferré a ellos y estuve a punto de llorar, no quería irme.

Nirek me alejó de mis padres y volvió a arrastrarme fuera, miré sobre mi hombro y miré a Julio y Vale decepcionados pero, ¿De mí? ¿De mi situación?

Nirek sacó unas llaves de sus pantalones flojos, ¿Qué estaba haciendo él?

Me subió a una camioneta negra y se montó en el piloto, se quitó su estúpido turbante y lo lanzó a la parte trasera, decidí que yo también me quitaría el velo que traía en la cabeza, lo desprendí con cuidado de mi cabello mientras Nirek manejaba apretando el volante con fuerza.

Para toda la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora