Capitulo 13

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Me senté en el retrete con las piernas y manos temblorosas, comencé a llorar, todo era un desastre y yo jamás en vida había llorado tanto, jamás en mi vida me había sentido tan desgraciada, juro que yo no quería darle problemas a Nirek pero de alguna u otra forma las cosas se daban de una manera en la que arruinaban cualquier avance en nuestra relación.

No entendía cómo es que sus palabras me llegaban a herir tanto y aunque yo sabía que no me portaba muy bien intentaba hacer lo mejor.

Seguramente con Julio las cosas habrían sido diferentes, me habría casado de blanco como en mis fantasías y probablemente tendría un anillo en el dedo anular como Bashira, Julio jamás me habría lastimado como lo hizo Nirek y si por alguna extraña razón Julio me hubiese hecho llorar después me habría mimado y se hubiese disculpado con flores y chocolates.

Yo sabía que era muy poco tiempo el que había convivido con Nirek pero necesitaba sentir que me quería aunque fuera solo un poco, sabía que se ocupaba de mi padre y eso también me hacía sentir mal, era como si yo fuera una sanguijuela de su jodida fortuna.

Aunque me costara admitirlo yo quería que Nirek me quisiera e intentara que me enamorar de él.

―Abre la puerta Indira, ya estuviste bastante rato metida ahí―lo escuché hablar.

No, no había estado suficiente como para que mis ojos estuvieran desinflamados y mi corazón ya no pesara demasiado, no había estado demasiado pues ni siquiera me había bañado, necesitaba la soledad en esos momentos.

―Indira―advirtió.

No me importaba, no quería salir, ¿Por qué habría de hacerlo?

―De acuerdo así lo quisiste―dijo molesto.

Ni siquiera podía hablar, para refutarle y decirle lo que en verdad quería.

Sin más y para hacer tiempo me quité el sari y abrí la llave de la regadera, me lavé con agua fría muy a mi pesar pero sentí que era necesario para despejar mi mente, no podía dejar de pensar en tres cosas.

1.-La pelea.

2.-¿Qué habría sucedido sino nos hubiéramos peleado?

3.-Julio.

Cuando cerré el agua de la regadera y el silencio volvió al cuarto de baño escuché claramente la puerta de la habitación cerrarse, mi corazón latió con fuerza, era mi oportunidad para salir.

Abrí la puerta sigilosamente y me asomé, no había rastro de Nirek y no había nadie en la recamara, salí y rápidamente abrí el ropero y busqué ropa interior limpia que ponerme, me coloqué un vestido negro que me quedaba por debajo de la rodilla, me puse unos skecher, tomé mi cartera y mi celular.

Salí a toda prisa de la habitación sin tener en claro un rumbo fijo, ni siquiera sabía que había querido decir con «Ya no voy a darte más problemas» pues muy en el fondo presentía que iba a volverme a meter en problemas, caminé por los pasillos por un buen rato, el hotel era demasiado grande.

Mi celular comenzó a vibrar y cuando vi quien era preferí no contestar. Volvió a vibrar, de nuevo era mi madre, pero simplemente no podía hablar con ella ahora, esperaba que nada grave estuviera sucediendo, pero necesitaba estar en silencio.

Me subí al elevador y llegué a la planta baja, erróneamente salí del hotel y comencé a caminar, estaba absorta en mis pensamientos, necesitaba escuchar a Julio, entonces en un momento en el que evidentemente no estaba reflexionando lo llamé.

Para toda la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora