Capítulo 1: Un nuevo día

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Una vez más, Adrien se sorprendió por lo mucho que amaba el Colegio Françoise Dupont. No era una opinión común entre los jóvenes de quince años, pero ese monumental edificio de marmoleas columnas y amplios ventanales con vista al Sena se había convertido en el símbolo de su felicidad y libertad.

No tenía problema alguno equilibrando sus labores de superhéroe, sus estudios, sus actividades extracurriculares y su modelaje, siempre había sido muy ordenado y sabía manejar su tiempo. Sin embargo, tenía problemas respecto a su doble personalidad. Ambas facetas le resultaban naturales cuando entraba en ellas, pero estaba consciente de lo distintas que eran e incluso a él lo desconcertaba.

<<Adrien, no sobrepienses. Es el primer día de clases, lo has estado esperando mucho tiempo. Volverás a ver a Nino, Alya y Marinette a diario. Disfrútalo, no te preocupes. Después de todo, tú mismo lo dijiste: te sale natural, es quién eres. Mientras nadie sepa que detrás del antifaz de Chat Noir se encuentra Adrien Agreste, no habrá problemas.>> Se dijo a sí mismo, convenciéndose de enterrar sus pensamientos, y se acercó a sus amigos.

Pero, como ya dijimos antes, no todos se mostraban alegres ante el inicio de clases.

En la mente de Antoine Fontaine, lo mismo daba encontrarse frente al Françoise Dupont que frente a un pelotón de fusilamiento. Sus manos temblaban y cada vello de su cuerpo estaba levantado. Había cambiado de instituto todos los años, pero en todos había sido lo mismo: El paria, el marginado, el hazmerreír. Su mamá pareció leerle el pensamiento.

-No te predispongas, hijo. No todas las personas son iguales. –Dijo su madre, que tenía el mismo cabello rubio y hermosos ojos verdes que él. –Puedo sentirlo, ésta vez es la definitiva. – Lo decía para consolarlo y él lo sabía, pero Antoine agradeció el esfuerzo. Sonrió y la abrazó.

- Gracias, mamá, tienes razón. Estoy siendo paranoico. Estaré bien, puedes irte a trabajar tranquila. – Apenas ella se fue, sonó el timbre de entrada, y el rubio no pudo evitar desviar su mirada hacia un grupo de amigos: Una voluptuosa morena con brillante ojos ámbar y cabellera roja que le hablaba apasionadamente a un chico delgado con unos audífonos alrededor del cuello, mientras él la observaba embelesado, como si cada palabra que ella dijera fuese el sonido más hermoso que alguien hubiera oído, aprovechando la más mínima oportunidad para tomarla de la mano. Al lado de ellos, una tierna adolescente de cabellos oscuros y mirada soñadora y un chico que tenía el cabello del color de los rayos del sol y los ojos color esmeralda, se dirigían miradas cómplices y reían con algún comentario que hiciera la morena. Estaban visiblemente alegres por sus dos amigos, pero agradecían la presencia del otro, que les evitaba ser la "tercera rueda". Lo expresaban con camaradería y abrazos.

Antoine sintió algo de envidia. ¡Cuánto le gustaría ser parte de un grupo tan unido! Pero no era momento de pensar en eso, primero debía sobrevivir a su primera clase, luego haría amigos.

No quedó en la misma clase que aquel grupo. Pero igual aprendió los nombres de sus compañeros en un santiamén: Theo, Mireille, Aurore, Camille, Eloïse, Damien, Germain, Jacqueline, Harmonie, Logan e Isaac. Era un salón pequeño, lo que era una ventaja a ojos de Antoine. Con algo de tiempo, podría enfrentarse a ellos.

Recién empezaba a sentirse a gusto, cuando una chica levantó la mano, encargándose de pisotear sus esperanzas.

-Perdone, profesor. –Dijo la chica, llevaba el pelo rubio recogido en dos largas coletas. <<Aurore>>, recordó Antoine. - ¿No debería presentarse a la clase el chico nuevo? - <<Oh, no>> Antoine sintió que el pánico empezaba a apoderarse de su cuerpo. <<Todo menos eso, por favor.>>

-No estoy seguro, señorita Beauréal. Pero escucharé su razonamiento.

-Todos lo hicimos cuando entramos a la secundaria. Fue una gran manera de romper el hielo, quizás ayude al nuevo a desenvolverse.

-Aunque no sea una costumbre en este nivel de enseñanza, quizás tengas razón, señorita. Señor Fontaine, por favor, sea usted tan amable de pasar al frente y hablarnos de usted.

Todas las personas presentes fijaron sus miradas en él. Sus nervios causaron que todo su organismo se rebelase, empezando por sus cuerdas vocales, que se pusieron rígidas. Se levantó de su asiento. <<Contrólate, Antoine>> Dio un paso al frente, sus extremidades estaban tiesas. <<No dejes que te controle. Cambia el escenario. Tú puedes hacerlo.>> Se volteó hacia sus compañeros al llegar donde estaba el profesor. Preparó mentalmente lo que iba a decir y respiró profundo, infundiéndose seguridad. Estaba seguro de que ésta vez lo lograría.

Se equivocaba.

-Estem... eh, ho-hola... Mi Antoine es nombre. ¡Di-digo! Antoine me nombre mi... Ah, bueno, eh, yo...

Se habían estado conteniendo, pero se toda la clase se echó a reír, incluso el profesor. La risa que más se escuchaba era la de Aurore. Se burlaban de él y su pánico escénico, como muchos antes que ellos. Nada había cambiado. El corazón de Antoine hirvió de rabia, lo que logró que formulara una única palabra:

- ¡Púdranse! – Dijo el rubio mientras huía desesperadamente del salón. Encontré un lugar solitario y empezó a llorar de impotencia. Esa gente no sabía lo que era estar en sus zapatos. Que la lengua se negara a obedecerte, que tu cuerpo se convirtiera en tu propia prisión personalizada. Oh, cómo le encantaría hacérselos saber...

Estaba tan absorto en sus emociones, que no vio que una pequeña mariposa oscura se acercaba para posarse en su anillo. Era un regalo de su madre, su posesión más preciada. Al instante, pudo oír una grave voz en su cabeza susurrándole.

<<Trabalenguas, soy Papillion. Sé que estás cansado de las humillaciones, así que te propongo un trato: Podrás hacer sentir pánico escénico a todas las personas que quieras, pero a cambio me tendrás que traer los Miraculous de Chat Noir y Ladybug, que se encargan de humillarme a mí. ¿Aceptas?>>

-Por supuesto que sí, Papillion. –Dejó que el akuma tomara posesión de su cuerpo, infundiéndole poder.

Al terminar la transformación, se dirigió al salón de clase, donde una arrepentida Aurora discutía con los demás, pensando en cómo arreglarlo. 

-No, chicos. No tenía malas intenciones... Tendremos que hacer algo para compensár...agh, se, me, ah...

 Trabalenguas no perdonaba.

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¡He vuelto! \^-^/ 

Sé que se supone que publicaría ayer, pero no estaba en mi casa y no me abría la cuenta Wattpad. Así que hoy, al llegar, tuve que transcribir todo de nuevo, aprovechando para editar.

Quedé endeudada con los retos de escritura, que también debí subir ayer. Pero se me borraron los documentos, mañana será. Como dice en el título, es un nuevo día.

PD: Antoine será un personaje importante en esta historia, no será un simple akumatizado. De la misma manera, conoceremos un poco más a los estudiantes de la otra sección. 

Y... en el próximo capítulo, ¡ALYA Y CHLOÈ PONEN EN MARCHA SU PLAN!

Nos vemos la próxima semana, tendré que hacer esfuerzo extra, pues nunca he escrito escenas de acción, pero ahí vamos, chicos ;) 

Los quiere, Oreo. :*

Sin Secretos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora