Capítulo 2: Las cosas han cambiado

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Marinette estaba muy sorprendida por cómo iba resultando su día.

Para empezar, había llegado temprano a la escuela, bien despierta y habiéndose levantado sola. <<El espíritu responsable de Ladybug por fin está afectando a Marinette>>, le dijo Tikki, pero la pelinegra seguía incómoda. Depués, al llegar al François Dupont, Alya había estado actuando muy extraña. No era sólo que estuviera prestándole más atención a Nino, Marinette se había acostumbrado a eso durante el tiempo que habían compartido en las vacaciones, también mandaba mensajes y miraba a su alrededor repetidas veces, como si estuviera buscando a alguien. Pero, ¿A quién podría buscar, aparte de ellos tres? Esta conducta de su amiga era sospechosa, pero Marinette lo dejó pasar. Quizás solo analizaba a los nuevos estudiantes.

Sin embargo, lo que más la sorprendió fue ella misma. Sus amigos y ella hicieron un pacto. Como Alya y Nino querían compartir en las clases, sin alejarse mucho de sus mejores amigos, se dividirían: La mitad de las clases, se sentarían en sus posiciones acostumbradas, y la otra se sentarían ellos dos en los asientos delanteros con Adrien y Marinette detrás.

- ¡Me encanta la idea! –Había dicho el rubio, dirigiéndole una sonrisa a Marinette mientras chocaba los cinco con su amigo. –Estoy muy contento por ti, Nino. Y creo que Marinette y yo estaremos muy bien, ¿verdad, Mari?

- Sí, mientras puedas soportar el hecho de no aprender a mi paso. – Le respondió, provocándolo. Ella pensaba que al pasar las vacaciones volvería a tratarlo como antes, pero la camaradería de estos meses persistía. Ya no tartamudeaba al hablar con él, de hecho le inspiraba seguridad, los nervios habían desaparecido. ¿Sería sólo que confiaba más en él o...? No, tenía que ser eso.

- Pensó que el tema estaba zanjado, pero al estar sentada junto a él en clase de Francés, no podía evitar seguir pensando. Por suerte, el ojiverde la distraía cada vez que podía, buscaba siempre la manera de hacerla reír.

- - Vamos, alumnos. Ahora, repitan después de mí. – Decía la Srta. Bustier. – "Si six scies scient six cyprès, six cent six scies scient six cent six cyprès" [Si seis sierras vieron seis cipreses, seiscientos seis sierras vieron seiscientos seis cipreses]. Es para practicar la pronunciación. Los trabalenguas son muy útiles.

- Me siento halagado, profesora. –Marinette salió de su ensimismamiento y, junto a sus compañeros, volteó hacia la puerta para averiguar quién hablaba. El akumatizado iba vestido muy elegante, hubiese parecido un importante empresario si no fuese por los ojos violeta y la piel azul, como si Papillion lo hubiese creado para ser imponente. – Sin embargo, creo que no estoy de ánimos para ser útil. –Al mirarla fijamente, los ojos violeta brillaron azules por un segundo, y la maestra no pudo seguir hablando, las palaras se le quedaban atoradas en la garganta. El pánico cundió en el aula, los alumnos corriendo de aquí para allá. Marinette se escondió bajo la mesa, igual que su compañero.

- Busca un lugar seguro para esconderte, yo veré qué puedo hacer- Dijeron al mismo tiempo, lo que los sorprendió.

- Bueno, supongo que no necesitas que te cuiden- Dijo el chico, acariciando su propio cabello, riendo por la ironía.

- Ni tú un guardaespaldas, a ver si se lo comunicas a tu padre algún día. – Correspondió a su risa. Vayamos por caminos separados, así será más fácil burlar al akuma.

- Te haré caso, parece que sabes lo que haces – Le guiñó un ojo y se fue, aunque tanto él como Marinette no podían evitar extrañarse por lo familiar de la situación mientras se transformaban. - ¡Plagg, transforme moi!

- ¡Tikki, transforme moi!

Por otro lado, una pelirroja y una rubia se habían alejado de la multitud, llegando al Hotel Le Grand Paris, esperando al alcalde.

- Repasemos el plan, Chloè. Yo sigo a Ladybug y Chat Noir como hago siempre, para no levantar sospechas. Mientras tú vas con tú papá a buscar las grabaciones, pasándolas directamente a mi Tablet para poderlas revisar juntas, ¿Ok?

- Sabes, no tienes que actuar como si no supiera nada.

- Perdón, Chloè, es la costumbre. –Dijo con sarcasmo y fingiendo inocencia. – Te juro que no volverá a ser así. –La rubia estaba rodando los ojos con desdén, cuando un hombre alto, robusto y de expresión amable la abrazó.

- Hola, pequeña. –La dulzura que expresaban sus palaras era la misma que brillaba en los ojos de Chloè al ver a su padre. – Esta es tu nueva amiga, ¿No? La señorita Cesàire, Alya. Mucho gusto, jovencita, Chloè no suele traer amigos, sólo la señorita Sabrina. – Alya estaba bastante sorprendida por la presentación de la rubia. ¿Había hablado bien de ella? ¿La había llamado su amiga? Al parecer sí, porque Chloè la miraba suplicante.

- Sí, señor, esa misma soy yo. –La respuesta salió de sus labios sin pensarlo. La rubia le dedicó una mirada que, sin lugar a dudas, significaba "Gracias" – Creo que me verá por aquí más seguido.

- Oh, por favor. Todo el tiempo que quieras.

- Bueno, papá, otro día será, estamos algo apuradas y Alya tiene que grabar a Ladybug y Chat Noir mientras buscamos los videos. – Los interrumpió la srta. Bourgeois, visiblemente incómoda y penosa. Le dio un abrazo a la morena. –No te emociones mucho, algo le tenía que decir a mi papá, ¿no?

- Seguro, Chloè, seguro. –Sonrió la pelirroja. Mientras se alejaban, ésta no podía evitar preguntarse si la niña mimada tendría sentimientos, después de todo.


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¡Esta vez fui puntual! \*-*/ Lamento la hora, pero ni modo XDDD

Sé que dije que escribiría la batalla en este capítulo, pero las cosas se hicieron un poco más largas de lo que creí y no quiero poner tanto contenido en un capítulo

Sin nada más que decir, ¡Que lo disfuten!

-Oreo

Sin Secretos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora