2:30 AM

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No había pasado más de media hora.

Su cuerpo seguía tirado en el suelo: su piel estaba pálida y tenia unas que otras manchas moradas en sus labios. También, estaba con la mirada perdida.

Ella sólo le miraba, sin mencionar palabra. Pues pensaba que era estúpido decir algo cuando una persona estaba muerta. Nunca había creído en Dios ni mucho menos en esas mitologías que decían que si les hablabas a los muertos, ellos podrían escucharte.

Eran pasadas las dos de la madrugada y el frío se estaba notando. El bello de ella se estaba poniendo de punta, pero a ella no le importaba, seguía mirado el cuerpo pálido de el. Hasta ahora, no había derramado ninguna lágrima. Ni tampoco tenía planeado hacerlo. No cuando estaba cien por cien segura que la causa de la muerte fue por culpa de otra persona, no suya. Lloraría de pena, pero ni eso. No había pasado tanto tiempo con el para haber pillado cariño. Quizá alguna pizca. Pero estaba muy dentro de ella para que ahora saliese a la luz.

“Tengo el presentimiento de que esto no saldrá bien".–Le había dicho el la mañana del jueves.

Y así fue.

Nada salió bien, ni si quiera algún veinticinco por cien. Todo había salido mal.

Pero no tenía tiempo para pensar en ello ahora. Debía correr. Correr lejos antes de que la encontraran y vayan a por ella, para acabar como él. Rodeada de un charco de sangre, y con algunas manchas moradas en sus labios.

Tenía miedo, tenía que admitirlo; pero odiaba demostrarlo. Pensaba que demostrarlo sería un punto menos a su favor, entonces la atacarían por donde más le dolía.

Ella, había sentido ese miedo anteriormente, pero solía desaparecer cuando el la cogía de la mano. Repito, alguna pizca de cariño todavía le quedaba.

Decidió levantarse y empezar a correr. Le dolía dejar el cuerpo de el tirado en el suelo, pero estaba segura que allá donde el esté (si es que alguna vez fueron verdad esas mitologías) le estaba diciendo que corra.

Y eso hizo.

Corrió como si su vida dependiera de ello (que de algún modo lo era). No miraba por donde iba así que lo más probable es que se caería muy pronto.

Mientras iba corriendo, volvió a imaginarse en su mente que el plan, para así poder juntar todas las piezas y entender que hicieron mal.

—Tienes que entrar por esa puerta y después le tienes que dar a este botón—. señaló el chico el mando.— Así activaras el micrófono que llevas en la oreja. Estaremos comunicados así que todo saldrá bien.

—Como sé que detrás de esa puerta no hay algún guardaespaldas gorila esperando mi llegada?–. Lo miró justo a los ojos.

—He estado estudiando el horario de todos los trabajadores; todos estarán en el salón de actos, menos uno. Tienes que poner un poquito de tu parte y tener cuidado de que no te vean—. Dijo el chico mirando el papel.

Allí estaba el problema: el nunca la miraba. Sólo la quería por su estúpido plan.

Ella había presentido desde el principio que esto no saldría bien, y, tenía la necesidad de parar y decirle a él que la mirara, aunque sea por un segundo.

Había estado distraída durante todo el tiempo pensando en cómo decirle a él que le hiciera un poco más de caso.

Quizá esa “pizca de cariño” era más algo más grande de lo que se pensaba.

Habían estado una semana planeado todo, pero, un robador profesional diría que eso es poco para organizar algún robo.

Y vaya que así fue. El ahora estaba muerto y ella estaba corriendo para no acabar cómo el.

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¡Feliz domingo y feliz puente para los que lo tengáis!

Hace mucho de la última vez que me senté a escribir alguna cosa, pero estuve demasiado ocupada y tampoco estaba muy inspirada.

Este relato lo escribí a los dos días de empezar otra vez las clases; estaba un poco mal, así que hoy me he tomado el tiempo para arreglarlo y quedará un poquito mejor :)

¡Espero que os guste!

    Y como siempre
  
            gracias por leerme,

roxana <3
                    

everything I didn't sayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora