Parte 1: Nada

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Fueron los rayos del sol en la mañana los que me despertaron de aquel profundo sueño en el que estaba, una parte de mí se rehusaba a iniciar el día, por alguna razón me sentía más cansado que otros días.
En mi mente trataba de recordar lo que había hecho el día anterior y repasar lo que tenía que hacer en ese nuevo día, pero todo estaba en blanco; probé por pensar en las personas con las que había estado, los lugares a donde había ido, pero nada venía a mis pensamientos.

Decidí levantarme y tomar agua, como si eso fuera a regresarme mis recuerdos, pero nada pasó. Trate de seguir una inexistente rutina: me levante, tome agua, revise si tenía correos o mensajes, tome un baño para refrescar mis pensamientos, pero nada cambio, seguía sin saber lo más mínimo acerca de mí.

Dieron las 11 am y sonó la alarma que tenía programada, era gracioso que el título de aquella alarma fuera: recordatorio, porque como por arte de magia, parte de mis pensamientos regresaron a mí: sabía que mi nombre era Alexander Smith, que tenía 26 años y que desde hace 10 años había estado viviendo en un pequeño departamento de un edificio situado en Brooklyn, sabía que mis padres vivían en Texas y que se suponía debía visitarlos cada mes. También recordaba que tenía un empleo en una empresa automotriz y que estaba felizmente comprometido con mi novia de toda la vida: Ángela, una mujer hermosa de cabello marrón y ojos claros, con la que había compartido los mejores momentos de mi vida. Me resultaba muy raro como mis pensamientos y recuerdos llegaban a mi como ráfagas.

A pesar de haber recordado eso, no podía recordar que era lo que había hecho el día anterior, por más que me esforzaba, no lograba nada. La única explicación lógica que tenía era el alcohol, quizá la noche anterior me la había pasado de fiesta y había ingerido tanto alcohol que quizá mi falta de memoria era parte de la resaca.

Decidí dejar de prestar atención a eso, tomé una taza de café y me puse en marcha hacia mi trabajo. Revise mi celular, pero todo estaba vacío, no tenía ningún mensaje, ni algún numero guardado, todas mis aplicaciones estaban desactivadas, algún error técnico, pensé. Lo que si se me hizo raro era que en lo que llegaba del día no había hablado con Ángela, pensé que quizá se había molestado conmigo por haber ido de fiesta la noche anterior así que pensé en buscar el momento adecuado para hablar con ella.
Cuando llegue a la empresa, la cual era un moderno edificio ubicado en Manhattan, la recepcionista me vio con extrañeza, como si no me hubiera visto en mucho tiempo.

—Buen día señor, ¿Puedo ayudarlo en algo? ¿A que debemos su visita? — me dijo, Betty, la recepcionista.

—Oh Betty, ¿de qué hablas? Vengo a trabajar, llego un poco tarde, ya lo sé, pero solo eso— le dije y sin esperar respuesta me dirigí hacia el elevador.

Ya en el elevador, marque el número 6, donde se encontraba mi oficina. Al llegar a ese piso, se me hizo extraño que la decoración fuera un poco distinta, creí que eso lo habían cambiado durante el fin de semana. Fui hasta mi oficina y las sorpresas no terminaban, cuando entre, todo mi escritorio estaba distinto, mis cosas ya no estaban ni tampoco mi secretaria, tome una de las carpetas que estaban sobre el escritorio: "propiedad de Sr Méndez" se leía en ella, de pronto, un hombre entro a la oficia.

—¿Puedo ayudarlo en algo? — me pregunto

—¿Quién es usted? Esta es mi oficina, por qué están todas sus cosas aquí— le dije extrañado

—Señor, no tengo idea de quién es usted, pero esta es mi oficina desde hace 4 meses, puede preguntarle a quien quiera, incluso al jefe.

Yo salí indignado, fui casi corriendo a la oficina de nuestro jefe, no espere a que su secretaria me anunciara e irrumpí en su oficina.

—Alex, ¿Qué haces aquí? ¿puedo ayudarte en algo? — me pregunto mi supuesto jefe con la misma expresión con la que la recepcionista me había mirado

—Qué te parece explicándome porqué hay un tipo en mi oficina diciendo que él trabaja ahí desde hace 4 meses, qué significa, ¿estas despidiéndome?

— Alex cálmate, que te pasa, ¿estuviste bebiendo de nuevo? no me hagas pasar de nuevo por este momento.

—¿De qué hablas? — le dije molesto

—Alexander, tú ya no trabajas aquí desde hace 4 meses aproximadamente, ¿acaso tienes amnesia o que te pasa?

Yo me quede mudo, que clase de broma era esa, estaba tan impactado por lo que me estaba diciendo, que no espere a que dijera más y salí de ahí, tratando de entender que era lo que estaba pasando.

A fuera del edificio había una pequeña banca, me senté ahí con tal de aclarar en lo que estaba pensando. Trate de recordar que había estado haciendo en estos últimos 4 meses, y lo único que recordaba era mi rutina de ir al trabajo, comer con Ángela, ver en la tarde a mis amigos, y llegar a dormir a mi departamento.

En qué momento me habían despedido y por qué lo habían hecho. Entonces pensé en Ángela, ella podía saber algo o al menos podría ayudarme a calmarme.

Tome mi auto y maneje hasta su oficina, ella trabajaba en una empresa turística. Cada que quería verla podía ir ahí y no había nunca ningún problema, ni siquiera tenía que avisarle, así que creí que esta vez no sería la excepción, fui hasta su oficina, pero su secretaria, no me dejo pasar.

—Necesito ver a Ángela, ella ya sabe quién soy, por qué no me deja pasar

—Yo sé quién es usted, y por eso mismo no lo puedo dejar pasar sin antes preguntarle si puede verte— me dijo su secretaria.

Yo no tenía mucho ánimo de estar esperando así que no me importo lo que me dijo y abrí la puerta de la oficina de Ángela.

Al abrir la puerta Ángela estaba con otro hombre, aparentemente besándose a lo que yo respondí muy mal.

—Ángela ¿Qué es esto? ¿Quién es él? — les dije gritando

—Alex— me grito ella— ¿qué haces aquí?

—Como que qué hago aquí, por qué hoy todos me preguntan eso, soy tu novio, por eso estoy aquí.

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