Obliviate

Parte 4: Droga

Cuando el día terminó, me sentí un poco más aliviado, al menos había tenido comunicación de nuevo con Ángela y en la empresa había descubierto todo lo que había logrado en esos 4 meses, con la empresa tenía todo lo que siempre planeé, aunque lo había planeado con Ángela.

Al día siguiente, me había ido desde temprano a arreglar las cosas pendientes en la empresa, ya me encontraba tranquilo, y estaba tan feliz que decidí que era un buen día para que Ángela conociera la empresa. Le mande un mensaje:

"Hola An, me gustaría que vinieras a la empresa, si es que tienes tiempo libre, quiero mostrare toda la empresa. No hay problema si viene Franco, avísame"

Eran alrededor de las 2 pm cuando Ángela se apareció en la empresa, creí que no iría, así que verla ahí y sin Franco, me alegro completamente el día.

—Que gusto verte, ven te enseñare todo— le dije, queriendo tomarla de la mano como solía hacerlo.

Ella parecía asombrada de ver que estaba todo como lo había planeado

—Solo quiero que sepas que estoy muy orgullosa y feliz de que hayas logrado esto que tanto soñaste— me dijo

—Es una locura que lo hay logrado y no lo recuerde, pero está bien, me siento feliz.

Ella no decía nada mas solo me miraba y yo me sentía un poco incómodo, así que rompí el hielo.

—¿Dónde está Franco? Me hubiera gustado que conociera mi empresa— le dije

—Él tuvo otro compromiso, ha estado un poco distante últimamente

—Espero que no sea mi culpa, no busco interferir con ustedes

—Yo lo sé—dijo Ángela— pero creo que todo está bien, solo debemos de acostumbrarnos a esto. Bueno Alex, me dio mucho gusto venir y verte más tranquilo, tengo que regresar a trabajar, pero te escribo más tarde, ¿está bien?

—Claro, no hay problema. Que te vaya muy bien y gracias.

La observe cuando se iba, desearía jamás haberla perdido, era la persona con la que siempre soñé estar y pasar toda mi vida.

Roberto se había convertido en mi mano derecha y en un buen amigo, me ayudaba a investigar más cosas de las que había hecho antes de perder la memoria y además me motivaba a que conquistara de nuevo a Ángela, aunque tenía algunas dudas sobre eso, no quería dañarla pues ahora se veía muy feliz con Franco, aunque aún tenía una gran duda sobre algo que Ángela había mencionado, ella dijo que días antes de lo que me paso, yo la había ido a buscar para decirle algo, estaba convencido que debía haber sido algo importante como para haber ido a verla, sin embargo, no lo recordaba.

Cuando regrese a mi casa y me dedique a dormir, tuve uno de los sueños más raros, me encontraba solo caminando en la calle, cuando de repente pasaba junto a un callejón y veía a un hombre tomado de la mano de una mujer, pero había alguien más, otro hombre vestido completamente de negro, el cual les estaba vendiendo algo, en mi sueño cuando me acerque a ellos, el hombre de negro comenzó a correr, tirando una bolsa de lo que parecía ser cocaína, fue entonces cuando yo vi que el hombre que estaba con la mujer era Franco, sin embargo, la mujer no era Ángela, yo le reclamaba a Franco y lo intentaba golpear porque sabía que estaba engañándola y además trataba con un narcotraficante.
En mi sueño, yo trataba de hablar con Ángela, pero nunca lo lograba e inclusive la buscaba en su casa, pero ella nunca atendía, cansado de buscarla yo me dirigía hacia un bar, en donde me lamentaba de no poder decirle la verdad sobre quien era Franco a Ángela, de lo borracho que estaba en mi sueño, no lograba ver quien me ofrecía una bebida...

Desperté de un salto, meditando un poco me di cuenta que lo que había soñado no era realmente producto de mi imaginación, eso no era un sueño, era un recuerdo, de lo último que había pasado antes de perder la memoria, si mi recuerdo y lo que suponía era correcto, Franco había puesto algo en mi bebida que me había provocado olvidar lo que había visto aquella noche.
Decidí confiar en mis pensamientos, me levanté a esa hora de la noche y me dirige hacia casa de Ángela.