De ahí en adelante todo fue cariñitos, mensajes de "te eché de menos", pensar en el otro al despertar y toda esa cursileria. Coqueteabamos libremente y sonreía como una estúpida. Se había convertido en esa última persona en la que pienso antes de zambullirse en el sueño más profundo. Era el tipo que luego de la escuela me daba unas tardes gloriosas llena de sus besos. Contándonos anécdotas del pasado, riéndonos de cuando éramos pequeños. Hablando de nuestras familias. El acercamiento se notó. Mi 11:11 se convirtió en tenerlo conmigo. Pero, ¿saben? Mi 11:11 no funcionó.
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Inspiración de un corazón roto.
No FicciónInspiración de un corazón roto fue hecha para ti. Tú, que llegaste, observaste y actuaste para destruir mi ilusión a los 16 años, cuando era una adolescente que no sabía nada sobre amor y mucho menos sobre rupturas. Para ti que, siendo un adolescent...